Rusia es un país que siempre ha sido tan grande como misterioso y confidencial. En parte, se debe al blindaje extremo que sus autoridades han mantenido a lo largo de la historia.No solo en la actualidad, sino también en la URSS o en la época del Imperio ruso, todo lo que ha rodeado a este territorio euroasiático ha llevado a una espiral de suspense, y a veces ha llenado a la nación de múltiples controversias, con casos que salpicaban también al exterior. Algo que se debe, en parte, por sus servicios secretos y de inteligencia, máximos exponentes de la seguridad rusa.
Por La Razón
Uno de los más conocidos era la KGB (Comité para la Seguridad del Estado) que se trataba de la agencia de policía secreta y de inteligencia de la Unión Soviética. Surgida en 1954, se mantuvo en activo hasta 1991, con la caída de la URSS, y sus principales objetivos trataban de analizar toda la información de inteligencia del país. Por supuesto, sus actividades se mantenían en el más absoluto de los secretos, aunque se sabe que durante las décadas en las que estuvo funcionando llegó a tener más de 48.000 personas que trabajaron como espías, agentes dobles, científicos o guardias, entre otros cargos. Hasta el actual presidente ruso, Vladimir Putin, desarrolló su carrera como agente en este servicio.
El KGB había participado en el intento de derrocar a Gorbachov en 1991, y tras su fracaso y posterior cierre, la agencia soviética fue dividida en varias organizaciones y otros servicios de inteligencia, que comenzaron siendo más manejables con el origen de la Federación Rusa, pero con el tiempo y llegada al poder de Putin, se establecieron reformas con las que se establecía un modelo similar. A día de hoy, Rusia cuenta con cuatro principales servicios de inteligencia: el Servicio Federal de Seguridad (FSB), el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR), el Departamento Central de Inteligencia (GRU) y el Servicio Federal de Protección (FSO).
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