El Servicio de Parques Nacionales ofrece desde hace algunos días una “rara oportunidad”: hacer canotaje en el Valle de la Muerte, considerado el sitio más seco de Estados Unidos. El lago Manly ha reaparecido en la zona, ubicada a 500 kilómetros al noreste de Los Ángeles, en la frontera entre los Estados de California y Nevada. El cuerpo lacustre se ha formado en la cuenca de Badwater, ubicada a 86 metros por debajo del nivel del mar, el punto más bajo de Norteamérica. Sí es especial la ocasión que promueven los guardaparques. El efímero lago no había brotado desde 2005.
Por El País
“Uno podría pensar que sin salida al mar, habría siempre un lago en el Valle de la Muerte, pero esto es algo extremadamente raro. Normalmente, la cantidad de agua que flota es mucho menor al ritmo de evaporación”, aseguró la guardaparque Abby Wines algunos días atrás. En esta región se han registrado algunas de las temperaturas más altas registradas nunca. En el verano de 1913 el termómetro supuestamente registró 57º C. En julio pasado, la zona esperaba rozó marcas anteriores con el mercurio aproximándose a los 54,4º C.
El Manly tiene ahora una extensión de casi 10 kilómetros de largo y 4,8 kilómetros de largo. Pero tiene solo 30 centímetros de profundidad. Wines calcula que este es lo suficientemente hondo para que se pueda navegar en Kayak por las “próximas dos semanas o quizá un poco más”. El agua ha sido llevada por el río Amargosa, que ha tenido un cauce al sur de la cuenca gracias a las constantes lluvias del último año.
El lago comenzó a formarse en agosto, cuando la tormenta tropical Hilary provocó en la zona precipitaciones récord. En solo un par de días, cayeron en el lugar unos 51 milímetros de lluvia, más del promedio anual que el Valle de la Muerte recibe al año. Hilary no solo dejó una humedad no vista en años, también provocó el caos. La gran cantidad de agua provocó inundaciones y deslaves que llevaron al Servicio de Parques Nacionales a cerrar el espacio por cerca de dos meses. Cuando los visitantes volvieron, el Manly ya había perdido volumen.
“Muchos de nosotros creíamos que en octubre el lago habría desaparecido. Estamos impactados de que seguirlo viendo seis meses después”, afirmó Wines. De acuerdo con el observatorio de la NASA, el cuerpo sigue vivo gracias a la cadena de ríos atmosféricos que han entrado desde el Pacífico durante febrero. Este conjunto de fenómenos ha ocasionado nueve muertes y daños multimillonarios. También ha dejado una voluminosa cantidad de agua. El valle recibió otros 38 milímetros de agua, elevando la cuenta pluvial de la árida región a 125 milímetros en un semestre.
Hay que remontarse al Pleistoceno, un periodo hace 10.000 millones de años, para hallar los antecedentes del lago que ha brotado. El Valle de la Muerte tenía en ese entonces un enorme cuerpo glacial de 160 kilómetros de largo y 182 metros de profundidad. En la era moderna, lo que es más habitual en la cuenca es un suelo salino rodeado de abanicos aluviales, el rastro que las corrientes de agua dejan después de arrastrar sedimentos por las caras de las montañas.
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