“Es difícil ser bella en el país de las misses”, dice Anaís Duarte, de 25 años, quien fingió alguna vez caerse con ropa a una piscina para evitar mostrar su cuerpo de talla “grande” en traje de baño.
Por Nicole Kolster / vozdeamerica.com
“Me daba demasiada pena que me vieran el cuerpo”, dice esta joven a la Voz de América desde el apartamento en Caracas donde vive con sus abuelos.
Pero eso cambió.
De cabello rizado, ojos claros y cachetes “gordos”, esta joven, publicista y con experiencia en marketing digital, publica fotos y graba videos en bikini, que luego sube a sus redes.
Anaís busca hoy convertirse en la primera mujer de “talla grande” en posar para la reconocida marca de cervezas Polar en Venezuela, que lleva décadas lanzando calendarios de misses y modelos delgadas.
“¡Quiero mi valla!”, repite una y otra vez como un mantra, refiriéndose a los enormes carteles que publicitan productos en las calles.
En febrero pasado, compartió en redes un video de 23 segundos donde aparece en traje de baño y dice que sueña con ser “Chica Polar”.
“Es un sueño como el que sueña con un Ferrari, como el que sueña con ser astronauta. Yo soñaba con ser la chica de una bebida que me gusta demasiado”, enfatizó.
El video acumula 4.5 millones de impresiones en TikTok y 1.8 millones de visitas en Instagram, con miles de comentarios.
“Es un video corto efectivamente eso lo favorece la plataforma. Además, se ve demasiado mi cuerpo, que no es el cuerpo esperado que esté tomándose una cerveza y esperando que sea imagen de una marca como ésta”, reconoce.
Las críticas no son todas buenas. En todo caso, su cuenta en Instagram pasó en una semana de 6.000 a 163.000 seguidores.
La empresa de cervezas, en vista del alcance del video, la contactó, pero, por ahora, no hay nada acordado.
“Siento que si la marca lo acepta o si las marcas en Venezuela aceptan perfiles distintos, que también tienen mucho talento, efectivamente, se rompen estereotipos porque no es el mismo cuerpo, no es la misma cara”.
Es difícil en Venezuela, un país que se enorgullece de ser una fábrica de reinas de belleza con medidas 90-60-90, moldeadas mayormente en quirófanos.
Desde 2019, en un intento precisamente por alejarse de los estereotipos, el popular certamen de las misses del país evita mencionar medidas de cintura, cadera y busto de sus participantes .
“Lo que está bien siempre son los mismos cuerpos esbeltos, siempre son a veces estándares muy altos de alcanzar”, cuestiona Anaís.
Dice, por ejemplo, que desde niños se intenta “imponer” que hay cuerpos que “están bien” y otros que “están mal”.
“Yo me acuerdo que yo llegaba a mi casa llorando porque yo odiaba tener el cuerpo que me había tocado”.
En su moodboard o tablero de inspiración por mucho tiempo estuvo pegada una fotografía de la estadounidense Kendall Jenner, que ha sido una de las modelos mejor pagadas del mundo, según Forbes.
Ahora, en cambio, coloca sus fotos viejas… Y “digo, ‘ok es aquí donde quiero estar, pero con mi cuerpo, con mi cara, con mi cabello y las metas realmente alcanzables para mí’”.
“Yo entiendo hoy que con mi cuerpo puedo tener una versión más saludable y más delgada también y sentirme bien (…) A mí nunca se me van a desaparecer mis muslos grandes. A mí nunca se me van a desaparecer los cachetes y ya. Eso es algo con lo que aprendí a vivir”.
“Pasas toda la vida exigiéndote llegar a un perfil que la verdad no sabes si vas a llegar y tratando de encajar en ese perfil”.
En todo caso, Anaís insiste: “me siento bella, pero es difícil ser bella en el país de las misses”.
“Qué dura la sociedad”
A Duarte la paran en la calle, la saludan, la felicitan y le dicen “‘valiente’”.
“Y yo digo ‘qué dura la sociedad en la que estamos’, que eso es valentía, porque simplemente yo de verdad lo hago, porque disfruto el producto y porque amo la marca, pero por mostrar mi cuerpo no sé si soy valiente”.
Duarte, que alguna vez se sintió “demasiado mal” por no ser “tan flaca” como sus amigas, no desea una “inclusión forzada”.
“Alguien que también trabaja su carrera, sin importar que se vea distinto o perfecto, también merece estar allí”.“¿Al final del día quien realmente lo es? Nadie”, responde.
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