La situación socioeconómica de las comunidades indígenas en El Yagual y Guachara, municipio Achaguas en el estado Apure, es precaria ante la falta de una vivienda digna, alimentación sana, salud óptima y servicios públicos eficientes.
Por lapatilla.com
Los indígenas de San José Capanaparo confesaron en la plaza de Guachara que se están muriendo de hambre. “Nadie nos ayuda, no es como antes que nos ayudaba el Gobierno, nos daban comida y nos llegaba la comida al patio de la casa. Ahora para comprar una bolsita de comida, tenemos que venirnos a pie. Se acabaron los carros, los motores, ni los comisarios nos visitan”, dijo un indígena anciano de la zona.
El adulto mayor menciona que hay “muchos enfermos, porque carecen de alimentos y medicinas (…) Nada es como antes”, afirma con la esperanza de ser escuchado por las autoridades.
“Estamos sufriendo, porque la cacería no se consigue como antes, ahora no tenemos. En verano, el río le queda lejos para cargar el pescado. Amerita una bomba para poder vivir mejor”, apuntó otro indígena entrevistado, quien expresó su desesperación, pues tiene familia y no cuenta con los recursos económicos necesarios para mantenerla.
Muertes por inanición
Un grupo de indígenas provenientes de la comunidad El Rosario, ubicada a orillas del río Capanaparo, desde hace unos tres años montaron sus hogares itinerantes bajo precarias condiciones, en las cercanías de la carretera. Alegan que huyen de la violencia y el reclutamiento por parte de grupos irregulares.
Ante esta situación, el Gobierno supuestamente pretende reubicarlos en el hato Santa Juana, donde esperan prestar asistencia, apuntó la Autoridad Única de los Pueblos Indígenas en el estado Apure.
“Las comunidades indígenas están desasistidas. En Las Campanas murieron al menos cuatro niños, porque no hay comida para alimentarlos, se enferman y se mueren”, dijo un aborigen procedente de la comunidad Las Campanas.
José Miguel Páez, indígena de Guachara, considera graves problemas para las comunidades indígenas, las deficiencias en el servicio eléctrico y agua en esta zona del Bajo Apure.
“La luz se va a cada rato, dura de dos a cuatro horas. A veces pasamos una noche o todo el día sin luz, a veces se pasa dos a tres días sin luz. El encargado de prender la bomba, lo hace muy tarde, de las 9:00 a las 10:00 de la mañana. Deberían hacerlo a las 5:00 de la mañana, porque hay gente que trabaja en las escuelas”, dijo Páez a lapatilla.com.
En cuanto a la prestación del servicio de agua, los pobladores indígenas en Guachara consultados en sus hogares, afirmaron que pueden pasar más de un día sin agua.
“Cuando trabajaba en el comedor, no faltaba el agua; ahora sí. El tanque está ubicado en una zona baja y las viviendas están en una zona alta. Las personas que tienen dinamo dejan a las demás sin agua”, apuntó preocupado Páez.
En el olvido
Carlos Díaz, habitante de la comunidad de Palmarito, donde actualmente habitan casi 2.000 indígenas, reportan problemas de todo tipo. “La comida llega cada tres meses, la carretera no sirve, las viviendas están a media asta, nadie del Gobierno se aparece por allá, nadie visita a nadie, nos tienen olvidados. Vivimos del pescado en el río, estamos sobreviviendo”, apuntó.
Díaz enfatiza que el ambulatorio de Guachara “no sirve”, porque no cuenta con los insumos médicos suficientes para atender casos de emergencias. “No hay enfermeros, no hay nada, nos dejaron como la guayabera del veguero”, afirmó Díaz.
Las jornadas de salud auspiciadas por las autoridades se llevan a cabo cada dos o cinco meses ante la lejanía y el complicado acceso para llegar a estos territorios de pueblos indígenas. Solo en algunos casos de emergencias, los pacientes son trasladados hasta el Hospital Pablo Acosta Ortiz (HPAO).
Una mujer indígena de Fruta de Burro, parroquia Achaguas, que pidió mantener en reserva su nombre por temor a represalias, se queja del difícil acceso a esta comunidad indígena, en especial, durante el invierno, porque la carretera está “inservible y se llena de agua”.
Exige a las autoridades reparar la vialidad antes de la llegada de la temporada de lluvia. También deja al descubierto que el servicio de agua en Fruta de Burro es deficiente. “Llega a cuentagotas”, manifestó a pesar del temor existente en la zona de ofrecer información sobre el tema.
Cifras oficiales
Según censo realizado desde agosto hasta noviembre de 2023, en el estado Apure viven alrededor de 22.316 indígenas, agrupados en 5.373 familias de las etnias cuiva, pumé, jivi y eñepa.
Durante el primer trimestre del año pasado, en el Hospital Pablo Acosta Ortiz fueron atendidos alrededor de 86 indígenas y se reportaron tres decesos. En la primera semana de enero de 2024, se registraron nueve nacimientos de indígenas, destacó Euclides Rodríguez, Autoridad Única de los Pueblos Indígenas en un programa radial.
A pesar de esta difícil situación, el Gobierno prevé llevar a cabo un plan estratégico en el área social, infraestructura, producción agrícola y pecuaria en las bases de misiones en pro de las comunidades indígenas, ubicadas en el eje Biruaca-Achaguas. El plan sería entre agosto de 2023 hasta 2028.
Tienen pensado incorporar a 176 comunidades indígenas con mayor presencia en los municipios Pedro Camejo, Achaguas y Rómulo Gallegos (cuiva, jivi y pumé). Del total, 22 comunidades están asentadas en el municipio Achaguas, donde hay suelo franco arenoso que impide la producción significativa de maíz, pero es propicio para diversificar la producción ganadera, esto en aras de promover la independencia en el seno de las comunidades originarias.
En Guachara han proliferado las bandas delictivas dedicadas al hurto y robo de ganado, aliadas con grupos armados, para negociar la carne en distintas zonas del Bajo Apure, manifestaron los indígenas consultados para este trabajo periodístico.