Parecen imágenes sacadas de una película de terror, o incluso quemaduras de tercer grado. Sin embargo, se trata del resultado —o la previa al mismo— de realizarse el peeling químico de fenol, el tratamiento antiedad que los dermatólogos consideran el «estándar de oro». Sin embargo, no carece de riesgos, ni tampoco se lo puede aplicar cualquier tipo de persona. Además, siempre se debe realizar en una consulta o en quirófano bajo la atenta mirada de un profesional de la piel.
Por ABC
El peeling químico de fenol-crotón, a diferencia del laser convencional para eliminar manchar o cicatrices, actúa en las capas más profundas de la piel, en concreto en la dermis, y permite eliminar las arrugas y la flacidez provocas por el paso del tiempo. «Estimula mucho la formación de colágeno, la piel queda tersa y puede tratar lesiones precancerosas», detalla Mirella Pascini, dermatóloga y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), que añade que «pese a que va más allá del láser, no está libre de riesgos».
Todos los peelings exfolian las capas de la piel empleando sustancias químicas corrosivas para renovar este órgano. El fenol es un compuesto que, más allá de otras industrias, se ha utilizado en la cosmética porque contiene propiedades antisépticas y anestésicas. Sin embargo, se habla de tratamiento agresivo, ya que su uso en productos de cuidado de la piel ha generado preocupación debido a su potencial toxicidad.
Quemaduras químicas
El fenol puede causar irritación en la piel y en casos más graves, quemaduras químicas. Su uso prolongado o en concentraciones elevadas puede resultar en daños a largo plazo, incluyendo hiperpigmentación, sensibilidad extrema y, en casos extremos, cáncer de piel.
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