La presente contienda electoral es toda una ironía. Desde la celebración de las consabidas elecciones primarias el 22 de octubre, ha faltado campaña opositora. No se entienda por tal las opiniones individuales, las visitas esporádicas al interior y los actos aislados en la periferia de las entidades federales, realizados en el mundo real o virtual por los referentes políticos de cualquier nivel, sino la sistemática movilización y transmisión de un mensaje coherente y cohesionador, convincentemente articulado por una estrategia electoral que ha de ser específica y concreta, diferente a la estrategia política de la que es tributaria que no es más que pagar al estado para las cargas y atenciones públicas. Pero esta campaña atípica es parte del plan perverso que se maneja desde las cúpulas gubernamentales.
Este país fue heredero de una inmensa y rica tradición electoral, inaugurada en 1947, que el régimen se ha encargado de atemorizar, erosionar, socavar y contaminar en lo que va de siglo. Este proceso de destrucción lo realizó en un doble riel, porque, después de 24 años, pareciera que la mismísima oposición no reclamara esa tradición, improvisándose hasta la saciedad. Además, el continuismo gubernamental es harto tedioso para sus propios seguidores y beneficiarios quienes se resignan a hacer campaña con la repetición de las aburridas consignas y los ya nada graciosos insultos, dicterios, invectivas, burlas para el adversario y llegar al punto de persecuciones extrajudiciales para crear zozobra y temor.
En la Venezuela que tuvo que regular las viejas campañas electorales, porque eran muy largas y agotadoras, ahora se ve con una muy corta, arbitrariamente ordenada la fecha para la realización efectiva de los comicios, de modo que ahora es cuando arranca la campaña de la oposición con la vista puesta para el 28 de julio. Y, por favor, no se puede hacer campaña sin el concurso de la consultoría política. De la especializada y profesional que jamás sustituirá al candidato presidencial ni a la dirección política de la época pero debe darle luces suficientes. No pretendemos hacer publicidad en la materia, ni promover nombres o empresas, sino llamar la atención de que este tipo de asesoría no se improvisa, no la ejerce cualquiera.
Las hay a precios accesibles y muy caras, pero también tramposas, estafadoras, vanidosas. La piratería abunda y, como ejemplo, recuerdo a un aspirante de las primarias que finalmente no llegó, que fue víctima de un supuesto asesor que le recomendó un eslogan y pretendió hacer de las reuniones de los seguidores del candidato, una suerte sustitutiva de los grupos focales (focus group en inglés). Después de cobrar por su trabajo, desapareció del mapa. Cierto, no hay manera de pagar una consultoría por toda la calle del medio, como las de antes, sobre todo extranjeras, pero existen nombres en el precario mercado nacional capaces de aportar alguna novedad.
Sin embargo, quiero hacer un llamado de atención sugerido en anteriores ocasiones, tenemos que recordar que si hay talento y experiencia en la Venezuela actual respecto a dirigentes políticos de oposición, honestos y capaces, de varios niveles, jubilados o en vías de jubilación, dispuestos a contribuir sin que aspiren a cargo alguno, en pos del triunfo de la candidatura presidencial anti oficialista, anti continuista. Pensemos por un instante en los técnicos electorales jubilados del CNE, aunque acostumbrados a un organismo más transparente y sano, saben dar la pelea. Hay expertos electorales que son de verdad-verdad y no porque dominen los medios informáticos y sus distintos programas, sino porque saben de política electoral: todo un complejo de situaciones que requieren de mucho olfato político. Esto es, una consultoría electoral razonable, voluntaria, sensible ante las circunstancias nacionales, bien dramáticas de esta hora, por cierto.
En estos momentos tan difíciles y complejos a nivel político, es importante tratar de aportar opiniones que contribuyan a fortalecer los procesos que deben estar blindados para la lucha electoral que se nos avecina. Este fortalecimiento solo se puede conseguir con mayor unidad y comunicación entre los distintos factores que deseamos un cambio de manera democrática en nuestro país. Lo lograremos al insistir, resistir y persistir en el trabajo constante de cambiar el país como siempre lo hemos dicho: todos hacemos falta.
X, IG: @freddyamarcano