Millones de personas acudieron a una estrecha línea que iba de México a Estados Unidos y Canadá para esperar ver este fenómeno astronómico: un eclipse total de sol, a pesar de que los meteorólogos anunciaron nubes.
Por Semana
Podría ser el eclipse que más gente había reunido jamás en Norteamérica gracias a la densidad de población en la zona de visibilidad y al atractivo de más de cuatro minutos de oscuridad en pleno día en Texas y otros lugares. Casi todo el mundo en Norteamérica podría disfrutar al menos de un eclipse parcial, si el tiempo lo permitía.
Para el eclipse total, está previsto que la Luna pase justo por delante del Sol, lo que bloquearía su luz por completo. El crepúsculo resultante, en el que sólo es visible la atmósfera solar, o corona, duraría suficiente como para que aves y otros animales guardaran silencio, y para atisbar planetas, estrellas y quizá incluso un cometa.
Esa oscuridad dura hasta cuatro minutos y 28 segundos. Es casi el doble que en el eclipse que se vio de una costa a otra de Estados Unidos hace siete años, porque en esta ocasión la Luna está más cerca de la Tierra. Pasarán 21 años antes de que el país vuelva a tener otro eclipse total de Sol de esta escala.
En ese contexto, varios portales se han referido a la interpretación que las personas le han dado al eclipse desde una perspectiva religiosa gracias a las predicciones que se han podido identificar en la Biblia, las cuales son significativas al anunciar lo que sería el “aterrador final” del eclipse solar.
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