Un documental publicado por Telemundo el 4 de abril —que recoge las primeras declaraciones públicas de Derek Medina, el hombre que asesinó a tiros a su esposa en el año 2013 en Florida— muestra algunos de los perturbadores pensamientos que la víctima Jennifer Alfonso dejó plasmados en un cuaderno que tituló El diario de una mujer demente. Sus líneas confirman que mantenían una relación tóxica.
Por El Diario NY
“Me siento incontrolablemente celosa, tipo querer asesinar. Mi sangre hirvió y quería arrancarle los ojos de sus órbitas”, expresó Alfonso en una de las páginas. Y, según Medina, esto ocurrió después de que su esposa lo acusó de mirar a otra mujer.
“No sé si has leído el diario, pero ella tenía un diario llamado Diario de una mujer demente. Ella me acusó de mirar a otra mujer, y sintió como si quisiera arrancarme los ojos, hasta el punto de asesinarme”, dijo el hombre, de origen latino, a Telemundo a través de una llamada telefónica desde una institución del Departamento Correccional de Florida.
Derek, condenado a cadena perpetua, negó haber engañado a su esposa.
En el cuaderno también se leía: “Lo amo, solo desearía que tuviéramos mejores formas de demostrarlo. Cuando nos amamos es genial, pero cuando nos odiamos, NOS ODIAMOS”.
“Derek me dijo que nunca estoy feliz por él en nada”; “He tenido una buena cantidad de momentos de *** loca, como cuando pensé que él estaba teniendo una aventura. Ni siquiera hizo nada fuera de lo común. Simplemente estaba siendo Derek”, señalan otros dos fragmentos.
Carolyn Anderson, madre de Jennifer Alfonso, aseguró que no sabía que su hija y Derek peleaban con frecuencia. “No sé si lo creo todavía; ella nunca vino a mi casa con morados ni nada así”, dijo.
Y justificó los escritos de la víctima: “El diario de una persona es donde uno se desahoga, y escribe todas las cosas de su corazón, lo que está sintiendo, no importa quién es. Nosotros todos tenemos momentos felices y momentos muy oscuros y feos y hay personas que cuando escriben esas cosas se desahogan y los hacen sentir mejor”.
Anderson reconoció que su hija celaba mucho a su esposo y que ella ni siquiera quería que hablara con otras mujeres, una actitud que consideró era normal.
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