Altas temperaturas y frecuentes cortes eléctricos hunden en la desesperación a los venezolanos

Altas temperaturas y frecuentes cortes eléctricos hunden en la desesperación a los venezolanos

Postes a punto de caer y comunidades sin luz por falta de transformadores es el día a día del falconiano

 

Suspensión de tratamientos médicos para pacientes crónicos, paralización de la producción en pequeñas y medianas empresas e industrias, daños en centenares electrodomésticos, pérdida de alimentos por falta de refrigeración y un impacto emocional sin precedentes, son algunas de las consecuencias de las fluctuaciones eléctricas y cortes de energía, que en algunos casos han superado hasta tres días, en la mayoría de los estados de Venezuela.

Por Irene Revilla, Yanitza Martínez, Jesús Quintero, Luz Dary Depablos y Lexzys Lugo // Corresponsalía lapatilla.com

En el caso de Falcón, donde las temperaturas según las autoridades de Protección Civil superan hasta los 42ºC (sensación térmica), la quema de electrodomésticos, principalmente neveras y aires acondicionados, ha sido el pan diario que enfrentan los falconianos, a lo que hay que añadir que es una de las entidades con más focos de calor del país.

“En mi casa no quedó ni un aire acondicionado, con tanto calor que hace en Paraguaná, se me quemó la nevera viejita que tenía años conmigo. Eso es bajones y bajones diarios, y cuando se va pueden pasar días para que vuelva a venir la luz y, lo peor, es que nadie da una explicación de nada”, dijo María Bermúdez, habitante del municipio Falcón, a quien solo se le ha salvado la licuadora y un ventilador, porque los mantiene desconectados.

 

Nevera dañada de la familia Bermúdez quedó para guardar herramientas

 

La misma situación se vive en la sierra de Falcón y en la costa, donde sus habitantes han denunciado además postes a punto de caer y guayas en muy mal estado. Muestra de ello es que los municipios de la costa, en las últimas semanas, han tenido apagones de hasta 18 horas, situación que afectó el comercio de Tucacas en plena Semana Santa.

Los más castigados

 

San Antonio del Táchira uno de los municipios más golpeados por los apagones en la entidad andina

 

Táchira sigue siendo uno de los estados más afectados de Venezuela, donde poblaciones enteras han pasado hasta tres días sin electricidad.

Los pacientes renales en esta región fronteriza, han padecido muchas dificultades, debido a que los centros de diálisis, así como laboratorios clínicos y farmacias, no forman parte de los sectores con servicio preferencial por parte de Corpoelec. Asimismo, es complicado acceder al gasoil para poder encender plantas eléctricas, que es el plan B de los centros de salud para estar operativos.

Durante el mes de marzo, habitantes de los municipios de la zona norte y frontera de Táchira, donde las temperaturas alcanzaron los 40ºC, se registraron protestas debido al desespero de los ciudadanos, y hasta la fecha la única respuesta por parte del gobernador chavista, Freddy Bernal, ha sido que los racionamientos eran “necesarios” por el “cambio climático”.

Bernal recientemente anunció en rueda de prensa, como si se tratara de un gran logro, la llegada de 11 cisternas de gasoil destinadas a la Planta Táchira, en el municipio García de Hevia, con el fin de producir 56 megavatios para la carga eléctrica en la entidad.

Sin embargo, los tachirenses continúan preguntándose sobre el destino de estos megavatios, pues los apagones superan las 18 horas diarias en varios bloques en muchos sectores de los municipios de frontera y de la zona norte de la entidad.

Impacto emocional

Por otra parte, en Mérida, por cierto, el estado con el mayor número de suicidios en el país, los cortes de energía eléctrica prolongados e imprevistos, representan una situación de emergencia para muchas personas, a quienes cada vez es más difícil de manejar, debido a las consecuencias psicológicas en la mayoría de los merideños.

Para la psicóloga clínica Verónica Serrano, “estos sucesos han golpeado el equilibrio emocional y el bienestar integral, de forma inimaginable e incalculable, deteriorando desde la individualidad hasta la institucionalidad y colectividad”.

Explica que desde el punto de vista clínico, los cortes de electricidad “provocan un impacto emocional intenso, generando sensación de inseguridad, incertidumbre, alteración de la realidad, planificaciones incumplidas”, que generalmente se traducen en frustración, desánimo, angustia, desespero, ansiedad y estrés, que afloran en el rostro de los ciudadanos, al sumar diariamente entre 6 y 12 horas sin el servicio eléctrico.

Guaros no escapan de su “ración de patria”

En el estado Lara, los hospitales centrales en todos sus municipios, por fortuna, están exentos de los racionamientos eléctricos, pero las clínicas, consultorios médicos privados y ambulatorios no escapan de los apagones y diariamente sufren cortes de electricidad, los cuales se extienden hasta por 5 horas.

La mayoría de clínicas cuentan con planta eléctrica, pero aquellas que funcionan con gasoil solo es accesible si se paga a precio internacional. Las unidades de diálisis y centros de quimioterapia y laboratorios clínicos sí se ven afectados y, en muchas ocasiones, los tratamientos son interrumpidos que en el caso de enfermedades crónicas o graves como el cáncer, los continuos apagones pueden ocasionar hasta la muerte de los pacientes.

Pérdidas económicas en Zulia

En febrero, el ministro de Energía Eléctrica, Néstor Reverol, anuncio que en 63 días se realizarían unos trabajos de mantenimiento al Sistema Eléctrico Zuliano, pero nada ha cambiado. La deficiencia en el servicio continúa: los cortes eléctricos y las fluctuaciones están a la orden del día.

Alfredo Piña trabaja en el populoso Mercado Las Pulgas. Vende fritangas, pasteles, empanadas, mandocas y papitas fritas. Se quejó de que laborar con cuatro horas de racionamiento es una calamidad.

“El año pasado para el mes de febrero hacía hasta 500 piezas por día. Vendo combos de 5 piezas por un dolita o 40 bolívares. Este año se ha complicado todo, la gente no tiene cobres, hay días que no hago ni 150 piezas. La gente se hace el desayuno en su casa, sumado a la pela de la luz , no hay hora para irse”, acotó.

Samer Al Kafai atiende un local de ropa íntima en el centro de Maracaibo. Como está dentro de un centro comercial, es necesario activar la planta eléctrica para brindar mayor visibilidad y control de la mercancía.

“Las ventas están malas, malas. En temporada de Semana Santa y Carnaval ofrecimos tres trajes de baño por 10 dólares y no hubo salida. Semanalmente se invierten 50 dólares o más para usar la planta eléctrica, porque todos los días se va la luz. Esto se suma a la cadena de gastos y la entrada de dólares que ha mermado”, contó.

Otro aspecto crítico con los apagones y los constantes bajones es la fluidez de los puntos de ventas, que no funcionan por fallas en la conectividad. Otras veces, relatan los comerciantes, realizan la transacción electrónica y el dinero “queda en el aire”. Entonces, los clientes se molestan porque el comerciante hasta no comprobar que el dinero cae en la cuenta bancaria, la mercancía no es entregada.

La actividad económica en la región zuliana, desde aquel fatídico apagón nacional en 2019, cayó de manera abismal, y aún no se recupera de ese oscuro trance.

Colombia y la venta de electricidad a Venezuela

Este miércoles 10 de abril en “el viaje rápido” que realizó a Venezuela el presidente colombiano, Gustavo Petro, anunció “la posibilidad que Ecopetrol pueda explotar gas” en el país y, a su vez, Colombia pueda exportar energía eléctrica a Venezuela, a través de La Guajira y de Táchira, como parte de un acuerdo energético de la agenda común.

Sin embargo, según el Diario de Los Andes, en una información publicada el pasado 15 de febrero, el diputado opositor de la Asamblea Nacional del chavismo, Juan Carlos Palencia, en una visita realizada a la Empresa Pública de Medellín (EPM), encargada de suministrar energía eléctrica a algunos departamentos de Colombia, indicó que “el Gobierno venezolano tendría que estar dispuesto a comprar el kilovatio, según lo que indique la bolsa eléctrica de Colombia”.

“Es un precio promedio en Colombia, allí fluctúa el precio por estratos, entonces no sabemos qué estratos nos van a poner a nosotros: si nos van a poner residencial, luz residencial o luz industrial, electricidad residencial o industrial. Hay unos precios aproximados de 283 pesos el kilovatio hora para el residencial, y unos 200 pesos para el industrial, pero eso va de acuerdo al estrato”, explicó Palencia.

Por ahora, ninguna autoridad venezolana ha manifestado alguna posibilidad de comprar electricidad a Colombia, pese a las reiteradas peticiones por parte de los representantes de la Cámara de Comercio del estado Táchira, por las pérdidas incalculables que han dejado los cortes eléctricos al sector productivo en la entidad.

Y como colofón de este reportaje, vale mencionar que se terminó de escribir y editar después de pasar más de 14 horas, divididas en varios bloques entre 3 y 4 horas, sin electricidad.

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