A principios de febrero se llevaron presa a la activista de derechos humanos Rocío San Miguel cuando salía por el aeropuerto internacional de Maiquetía. A finales de marzo fue el turno del youtuber viajero Oscar Alejandro Pérez que se disponía a tomar un vuelo a Canaima. Antes y después de eso se han emitido órdenes de captura contra periodistas, activistas de partidos políticos señalados por delitos de terrorismo y ciudadanos comunes que tomaron un video o publicaron mensajes críticos al Gobierno en sus redes sociales.
Por Florantonia Singer / El País
El chavismo en el poder ha endurecido su ofensiva judicial camino a las elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que Nicolás Maduro aspira a quedarse seis años más en el poder aunque la mayor parte de las encuestas le dan poco más de 20% de apoyo frente a los mejores números que presenta la principal opositora, María Corina Machado, que ha sido inhabilitada. En este escenario, en Venezuela cualquiera puede ser sospechoso.
El miedo a ser detenido y mencionado en televisión como parte de una supuesta trama conspirativa es real. Un trámite como cruzar el aeropuerto de Maiquetía puede hacer tragar grueso a periodistas y activistas. Le ha pasado a una reportera de un medio digital venezolano, que constantemente es atacado en los programas del canal estatal VTV, y que este año, por trabajo y formaciones, ha tenido que viajar fuera de Venezuela varias veces. “Por primera vez no he dicho en migración que soy periodista, sino que estoy viajando por asuntos familiares. Entré a Venezuela muy nerviosa, aunque obviamente no estaba haciendo nada malo. Pero siento que acá todos somos culpables hasta que se demuestre lo contrario. Aquí estamos en un sálvese quien pueda”, relata desde la reserva de su nombre. No está claro quién puede estar en el blanco de una detención arbitraria, pero al ir por un sector de la sociedad civil se ha logrado intimidar al resto. “Mi decisión ha sido autocensurarme. Después veré cuál será costo de eso. No voy a tuitear cosas que tengan que ver con el país. Además, he configurado mis servicios de mensajería para que se borren automáticamente en 24 horas”, cuenta la periodista.
Los últimos días en Venezuela han estado llenos de noticias, materia prima para el periodismo. Pero también se ha vuelto más peligroso informar. Esa es la percepción que tienen varios reporteros. “Siempre preocupa que te mencione alguna autoridad, ya que no sabes cuál puede ser la consecuencia de esa mención”, reconoce ese temor compartido en el gremio una periodista que trabaja para medios internacionales que también cree prudente no dar su nombre. “Ha aumentado la agresividad contra los medios internacionales con una nueva tendencia de señalar que lo que dijeron distintos voceros fue “sacado de contexto”, aun cuando hay grabaciones. Cada vez más se expone a los periodistas y lo hacen altos cargos del Gobierno”.
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