Desde Hachiko a Vaguito, las icónicas historias y leyendas que trascendieron con los perros como protagonistas evidenciaron la extrema fidelidad de los acompañantes caninos a sus dueños. Estos animales son los preferidos de los humanos, por su simpatía, su carácter amable y su dedicación. El considerado como el mejor amigo del hombre, contó con un emotivo homenaje en el Central Park de Nueva York, en Estados Unidos, para honrar a Balto, un Husky Siberiano que se convirtió en un héroe por una histórica hazaña hace un siglo.
Por La Nación
En 1925, un brote de difteria acechó la ciudad de Nome, en Alaska, en medio de la desesperación de la población por no encontrar vacunas suficientes que la combatieran. A través de un telegrama para conocer dónde podían encontrar la inyección antidiftérica, determinaron que tendrían que viajar más de 1085 kilómetros hasta Anchorage, pero una tormenta azotaba la región y resultaba prácticamente imposible trasladarse por pasos aéreos y marítimos.
Así, las autoridades de Nome recurrieron al experto en mushing Leonhard Seppala, según consignó National Geograpich, un adiestrador de perros que trasladan los trineos que participaba en diversas competiciones y carreras y que era dueño de Togo (nombre inicial de Balto) desde su nacimiento en 1923.
Los perros afrontaron severas complicaciones climáticas y realizaron el tramo de más de mil kilómetros, con temperaturas que alcanzaron entre los -30°C y los -40°C, en cinco días y medio, frente a los 30 días que solían tardar los humanos. Balto pertenecía al escuadrón B que trasladaría las vacunas de una ciudad a otra y, según trascendió, lideró al equipo de canes en los últimos dos tramos a pesar de no ser un perro guía y consiguió llegar a Nome con la vacuna antidiftérica, que salvó a muchos habitantes.
El emotivo homenaje que se dedicó a Balto en Central Park
Si bien el nombre inicial del Husky Siberiano era Togo, se lo denominó Balto en memoria del explorador noruego Samuel Balto, quien se volvió popular durante la fiebre del oro en Nome. A su regreso, el héroe canino vivió en el zoológico de Cleveland hasta cumplir 14 años, cuando falleció el 14 de marzo de 1933.
En la actualidad, los admiradores de Balto pueden encontrarlo en el Cleveland Museum of Natural History y, bajo él, se puede leer: “Dedicado al espíritu indómito de estos perros polares que traspasaron en relevos la antitoxina a lo largo de casi mil kilómetros de ásperos hielos, aguas traicioneras y tormentas de nieve árticas en Nenana, para llevar alivio al desolado pueblo Nome durante el invierno de 1925?. Para finalizar, se añadió la inscripción “resistencia, fidelidad, inteligencia”.
Togo también contó con una estatua que lo honra en el Central Park de Nueva York, realizada por el escultor Frederick George Richard Roth e inaugurada el 15 de diciembre de 1925. Además, cada mes de marzo se celebra la carrera de perros polares de Iditarod, desde Anchorage hasta Nome.
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