En las bravías tierras del “Arauca vibrador” como llamó el escritor Rómulo Gallegos al Apure fronterizo, hay historias que se entretejen en la imaginación de los llaneros, algunas tan misteriosas como los fantasmas que recorren las sabanas, los monstruos ocultos en los tremedales o la salvaje belleza de su fauna y flora. Pero hay historias más escabrosas y reales como las que arrastra el narcotráfico y la guerrilla en la zona. Otras, el poder del dinero. Y está la historia de El Rojo, un hombre intocable relacionado a la esposa del defenestrado Tareck El Aissami.
SEBASTIANA BARRÁEZ
Lo describen como un hombre de cabello rubio rojizo, llamado Alex Aamer y Tarek Amer, lo que sí es cierto es que es primo hermano de Rodaina como le dicen a Riada Rudy Aamer de El Aissami. La inmensa fortuna de El Rojo va aceitando el paso a través de altos oficiales de la Fuerza Armada, dirigentes políticos sin distingos ideológicos, solo el culto al dinero. Pasó de funcionar cómodamente durante el gobierno del coronel Ramón Carrizalez al de Eduardo Piñate.
Muchas de las historias sobre él están hiperbolizadas, y por ello hay apureños que coinciden en señalarlo como el que “tiene el control absoluto del contrabando de combustible y gas en la frontera”, cuando en realidad es un “negocio” de muchas manos.
Casi unos minutos después de que el Fiscal Tarek William Saab Halabi anunciara que el ex ministro Tareck El Aissami estaba detenido, en Apure hubo movimiento.
“En la calle El Chimborazo de San Fernando, la opulencia de la familia política de El Aissami, es increíble. En un galpón grande que tienen ahí vi, ese mismo día, un camión cargando electrodomésticos, no sé para dónde”, asegura una mujer, a quien llamaremos Eloísa para proteger su identidad, que presta servicios de limpieza ocasional porque la profesión no le da para mantener a sus hijos.
“Esa familia había ido comprando todos los locales en esa cuadra. Y son los dueños de varios edificios viejos que fueron remodelando. Ahí siempre había varios vehículos nuevos, tipo camionetas y carros de lujo. Los escoltas usan camionetas chasis largo. Ese día, un par de horas después, de El Aissami haber sido detenido, ya no había ni un vehículo, ninguno de los hombres de la familia, solo algunas mujeres. Cerraron los negocios y solo estaba funcionando el de los electrodomésticos”, dijo la mujer en la conversación con Infobae.
“Ellos siempre tenían fiesta en la calle, bebiendo, bailando, fumando esa pipa con mangueras (narguile) que comparten entre ellos. Una docena de carros de lujo afuera de los negocios y las casas, pero cuando se supo que detuvieron a Tareck El Aissami, desaparecieron”.
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