Todo comenzó con un ataque cardíaco en el estacionamiento del Pentágono en la oscuridad previa al amanecer. El coronel de la Fuerza Aérea Bruce Hollywood iba camino al trabajo y se encontró en el suelo, pensando: “Aquí es donde termina todo”.
Por: Clarín
Más tarde, mientras estaba moribundo en la ambulancia que lo llevaba de urgencia a un hospital, sufrió un deja vu. Allí pensó dos cosas que, imaginó, no iba a poder cumplir en su vida: ayudar a su hijo en la Universidad y conocer a su mamá biológica, una señora japonesa que lo dio a luz en 1960 y luego lo entregó en adopción.
Esas dos coyunturas lo explotaron en su cabeza y así fue que en 2005, Hollywood necesitó vivir casi una tragedia para reflexionar sobre su vida. Su mamá adoptiva, ya fallecida, lo había criado con muchísimo amor. Y hasta ese momento de quiebre, Bruce nunca notó que le faltara algo.
Pero esa ocasión lo hizo pensar. “Siempre supe que fui adoptado porque tenía rasgos asiáticos. Me padre adoptivo era irlandés y mi madre adoptiva era noruega. Por eso siempre conocí que mi mamá biológica era de Japón”, le cuenta hoy al diario Washington Post.
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