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Por BBC Mundo
El hábito de deslizar el dedo por la pantalla hace parte de la vida cotidiana de muchos de nosotros, a veces por unos segundos cuando vamos en un ascensor, a veces por horas antes de dormir.
¿Pero qué es lo que pasa a nivel neuronal cuando scrolleamos? ¿Por qué es tan adictivo? ¿Y cómo podemos evitar que se nos vuelva un problema?
Éilish Duke, profesora sénior de psicología en la Universidad de Leeds Beckett, dice que lo primero que hay que entender es que el impulso de agarrar nuestro celular y encender la pantalla, que desencadena el scrolling, es automático.
No somos conscientes de él porque hemos construido ese hábito por un largo periodo de tiempo, como pasa con el de cerrar la puerta cuando salimos de casa, por ejemplo.
“En una investigación que hicimos hace algunos años, encontramos que los participantes pensaban que revisaban su teléfono cada 18 minutos, pero cuando usamos grabaciones de pantalla notamos que realmente lo estaban revisando con mucha más frecuencia”.
Desde ese primer clic que enciende nuestra pantalla, entran en juego en perfecta consonancia ciertas funciones de nuestro cerebro y el sofisticado diseño de las aplicaciones de nuestro celular.
Según la profesora Ariane Ling, del Departamento de Psiquiatría de NYU Langone, un hábito como el scrolling se explica por cómo somos los seres humanos naturalmente, pero se ve exacerbado por factores del entorno.
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