Recuperar Venezuela es una tarea posible pero ciclópea.
La corrupción brilla con características de sofisticación y generalización.
El autoritarismo marca la pauta en la forma de gobernar.
La violencia institucional se vuelca contra ciudadanos y empresas.
La insatisfacción de las necesidades del colectivo llega a niveles altos, que conducen a la frustración.
La mentira y las cosmética comunicacional es la regla para la conexión con la población.
Es lo que pudiéramos llamar el “Efecto Maduro”.
La suma de todas esas enfermedades de la forma de gobernar no democrática, no las generó Maduro, pero sí la intensificó a niveles de paroxismo, intolerancia, y con efectos contagiosos.
Los males señalados están a la orden del día en el Municipio Baruta
1. Construcciones legales.
2. ?Licencias económicas ilegales.
3. ?Deterioro de la vías públicas y varios de los servicios.
4. ?Copia de la neolengua y adaptación de los mismos procedimientos de gestión tributaria, que asaltaron los bolsillos de los ciudadanos y las cajas de la empresas.
El “Efecto Maduro” llegó profundizado al Municipio Baruta.
Las autoridades locales con bombos y platillos anuncian “Plan evasión cero”.
La misma denominación del plan, que llevó el Seniat adelante, que con tal solo nombrarlo da cólicos y mareos.
Ese plan fue como la noche de los cristales rotos (Kristallnacht), que simultáneamente se llevó a cabo en Alemania y Austria, y dio inicio a la persecución contra los judíos abriendo el camino al Holocausto.
El Plan evasión cero marcó el inicio de la persecución contra la empresas, la imposición de sanciones exacerbadas e irracionales (cláusulas de negocios inducidas por razones políticas e incluso de venganza personal de funcionarios o de privados, que se valen de los primeros para llevarlas a cabo), violencia de los fiscales, que actúan con los cuerpos de seguridad del Estado, coimas que enriquecen a los funcionarios.
Los fiscales del Seniat se comportan como las tropas de asalto (Sturmabteilung o «SA») con la vista gorda de los jerarcas del gobierno, pues es la encomienda que dan a los hermanos Monagas del presente.
Ahora, el Alcalde Darwin González, que no manda en los predios de las rentas municipales pues lo hacen funcionarios militantes del PSUV, precio que pagó al ceder también el control urbanístico para que no lo defenestrarán del cargo, anuncia una “noche de los cristales rotos baruteño”, es decir, un Plan evasión cero.
En sus redes sociales el Alcalde Darwin González, anuncia que más de 300 fiscales están en la calle fiscalizando (“rompiendo vidrieras”), que se ha iniciado el “Plan evasión cero” baruteño.
El efecto Maduro de terror tributario, lo adapta Darwin González, en suerte de evolución de las especies.
Un plan impertinente que acelera la voracidad fiscal, en momentos en que el gobierno aspira con violencia el flujo de caja de las empresas con una nueva contribución especial de protección de seguridad social para tapar su fracaso en la materia.
El Alcalde evoluciona la especie de saqueo tributario.
Su plan evasión cero es una muestra de la teoría de la evolución de su tocayo.
“La teoría de la evolución propone que las especies cambian con el tiempo” (Plan evasión cero). Que las especies nuevas provienen de especies preexistentes. Y que todas las especies comparten un ancestro común” (Seniat/Semat).
Elsa Muro