El régimen sigue con su política endeble de sancionar via SENIAT a los establecimientos de hospedaje y comida que atienden a la gente de la señora Machado, empeorando así su imagen de tiranía pura y dura pero fracasando frente a la emoción y la complicidad que la oposición encabezada por Edmundo González Urrutia, quien ya se ha mostrado como un hombre responsable, libre de venganzas y confiable en sus propósitos mucho más que cualquier castromadurista, y por la líder que no vacila en cruzar el rio Apure para cumplir sus compromisos.
Es difícil olvidar que fueron precisamente los llaneros, muerto su feroz caudillo antivenezolano José Tomás Boves, los que se arremolinaron alrededor del “Catire” Páez y dieron un vuelco a la guerra de independencia que estaba perdiendo el propio Simón Bolívar, y siguiendo a Páez, de pelo rubio pero llanero de corazón, empujaron al proyecto bolivariano de hacer de Venezuela una nación independiente, y que fueron ellos, tras el heroísmo disciplinado de la Legión Británica rodilla en tierra bajo las órdenes de Farrar, los que frenaron en seco el que comenzó pareciendo un triunfo español en Carabobo.
Como aquellos llaneros María Corina Machado cruzó el rio Apure y con ayuda de apureños entró triunfalmente en Achaguas para recibir la devoción y el respaldo entusiasta de estos llaneros de hoy mientras el madurismo cruza con mentiras en caravanas motorizadas y muy custodiadas.
Desconcertado, falto de ideas ante la creciente conciencia de su fracaso, el madurismo transforma al SENIAT en instrumento de venganzas pero no tiene –que sepamos-Marina para bloquear los ríos ni respaldo ni fe populares para reactivar la fe ciudadana en las poblaciones que se aglomeran con emoción manifiesta alrededor de la nueva gran dirigente venezolana y el nuevo Presidente que ella propone, que no es un politicastro ni un enfermo como asegura Cabello, sino un venezolano discreto y sobrio en el cual se puede creer.
Es en el coraje claro de la señora Machado, en la sobriedad del venezolano decente que ella propone y en el fracaso rotundo de un cuarto de siglo de corrupción y de la proliferación de ladrones e incumplimientos que se basa la caída de una revolución que cae rápidamente en su propia tumba.
Con una ventaja, que los muertos no regresan.