El Atlántico tendrá este año una temporada de huracanes por encima del promedio, con la posibilidad de hasta 13 huracanes, de los cuales hasta siete pueden ser mayores, según ha informado este miércoles la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) de Estados Unidos.
El pronóstico, que cada mes de mayo hace esta agencia gubernamental, refleja que este año se podrán formar un total de entre 17 y 25 tormentas, es decir, con vientos sostenidos por encima de los 62 kilómetros por hora.
“Es de destacar que el pronóstico de tormentas con nombre, huracanes y huracanes importantes es el más alto que la NOAA haya emitido para mayo“, ha dicho hoy el administrador de la NOAA, Rick Spinrad, durante una rueda de prensa.
El organismo estima que la alta actividad de este año en la cuenca atlántica se debe a “una confluencia de factores” que suele favorecer la formación de tormentas, principalmente a las “temperaturas oceánicas cálidas casi récord en el Océano Atlántico y al desarrollo de condiciones de La Niña en el Pacífico“.
De igual modo, la reducción de los vientos alisios del Atlántico y una menor cizalladura del viento colaborarán a producir una temporada con un número de ciclones arriba de las 14 tormentas con nombre que tiene una temporada promedio.
Los meteorólogos han establecido que una temporada media, que en el Atlántico se extiende de forma oficial desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre, cuenta con siete huracanes y tres huracanes mayores, estos últimos con vientos máximos sostenidos de 178 km/h o más.
Ante el pronóstico, el secretario de Seguridad Interna, Alejandro Mayorkas, dijo en un comunicado que “a medida que más comunidades experimentan la devastación de tormentas…, ahora es el momento de que todos tomen medidas para prepararse para la temporada de huracanes”.
El gobierno estadounidense a través de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) abrió un nuevo centro de distribución en Pensilvania, que garantizará que los suministros se puedan desplegar más rápido a lo largo del Atlántico Medio y el Noreste.
Este centro se suma a otras seis instalaciones ubicadas estratégicamente en todo el país y el Caribe para responder a los desastres, destacó Mayorkas.
“Ya estamos viendo tormentas moverse por todo el país que pueden traer peligros adicionales como tornados, inundaciones y granizo”, señala el administrador adjunto de FEMA, Erik Hooks, quien ha pedido a la población ser proactiva ante un “panorama climático cada vez más desafiante“.
La NOAA destaca que conforme llega a su fin “uno de los fenómenos de El Niño más fuertes jamás observados” se producirá una rápida transición a La Niña, que tiende a disminuir la cizalladura del viento en los trópicos, lo que se suma a las altas temperaturas en el Océano Atlántico tropical y el Mar Caribe para fomentar el desarrollo de tormentas.
“El cambio climático causado por el hombre está calentando nuestros océanos a nivel mundial y en la cuenca del Atlántico, y derritiendo el hielo en la tierra, lo que provoca un aumento del nivel del mar, lo cual incrementa el riesgo de marejadas ciclónicas“, ha manifestado la agencia estadounidense.
La NOAA corrobora que precisamente el aumento del nivel del mar refleja la “clara influencia humana” que tiene el daño potencial que puede cargar un huracán.
La temporada de huracanes en el Atlántico del año pasado culminó con 20 tormentas tropicales, siete huracanes y tres huracanes mayores. EFE