El tiempo es como el agua de los ríos. No se devuelve nunca y avanza hacia el destino final que todos tienen. Es impresionante, pero ya estamos a las puertas de lo que será otra fecha histórica para Venezuela. El próximo 28 de julio debe elegirse al próximo Presidente de la República, en condiciones de ventajismo fraudulento y calculador, dirigido por un régimen demasiado torpe e incompetente hasta para eso. Todas las decisiones están a la vista de un pueblo indignado y resuelto a ponerle fin a estos veinticinco años terribles. Los peores de la historia contemporánea, aunque algunos lo califican con mayor gravedad por el tiempo y la naturaleza de las consecuencias.
No hay forma de reelegir a Nicolás Maduro como Presidente. Lo ha hecho muy mal. Hasta en su propio mundo hay discrepancias fuertes que han alejado a muchos de este “socialismo” castrochavistamadurista. Lo rechaza cerca del ochenta por ciento del país. Sus últimas intervenciones públicas, incluidas las recientes giras por el interior, son pruebas evidentes de ese rechazo. Está condenado a perder. Si se tratara de un verdadero estadista democrático no se presentaría como candidato presidencial. De manera elegante se retiraría y en los seis meses que separan la elección de la toma de posesión de quien resulte electo podría preparar la transición de la mejor manera. No lo hará y estará provocando mayores deserciones en las filas del oficialismo. Que no se les ocurra a las cabezas reales del régimen provocar las reacciones decididas de una nación harta y dispuesta a enfrentarlos en todos los terrenos.
Por supuesto que para lograr el objetivo del cambio definitivo que Venezuela necesita, es indispensable una unidad verdadera, sólida e indestructible, que trascienda la elección del 28 de julio próximo. El avance es impresionante y quizás cuando se publiquen estas líneas el objetivo unitario sea una realidad. Ya podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la nación tiene a un solo candidato opositor. Edmundo González Urrutia. Declaraciones, entrevistas con dirigentes políticos, sociales y empresariales reflejan el enorme crecimiento de la aceptación de su candidatura. Mantiene una actitud impecablemente seria como consecuencia de su buena preparación profesional y política. Toda una vida entregada al servicio desde elevadas responsabilidades dentro y fuera del país. Lo discreto de su conducta y de sus palabras ratifican lo que estoy diciendo.
El ejemplo dado por la líder fundamental del pueblo, María Corina Machado, dejando a un lado su inderrotable candidatura presidencial por las sucias maniobras del régimen y apoyar abiertamente, en el fondo y en la forma, a Edmundo González es una invalorable contribución al cambio. Aprovecho estas líneas para hacer un nuevo y último llamado a los pocos candidatos de grupos opositores que se mantienen, a que sigan este ejemplo de dignidad y pasión por Venezuela apoyando a Edmundo. Hacerle el juego al régimen con candidaturas fuera de tiempo y lugar, será imperdonable.
Lunes, 27 de mayo de 2024
@osalpaz
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