Se pueden usar muchos adjetivos para describir la victoria de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales de México este domingo: aplastante, contundente, enorme.
Por BBC Mundo
Y por supuesto que histórica, porque es la primera mujer que presidirá el Estado mexicano.
En un país con tasas alarmantes de feminicidios, donde la cultura machista sigue marcando una parte de las relaciones sociales, la victoria de Sheinbaum, más allá de sus posiciones sobre el feminismo, es un punto de inflexión en la lucha por la representación femenina en la política.
Pero la victoria de Sheinbaum es histórica, también, por la magnitud con que se dio.
A juzgar por los resultados preliminares, la coalición oficialista parece haber ganado en tres escenarios clave de la política además de la presidencia.
Primero: la Ciudad de México, la cual ya era gobernada por ellos —por Sheinbaum—, y ahora será liderada por Clara Brugada, una audaz líder social.
Segundo: las gobernaciones, pues todo indica que el partido oficialista, Morena, retuvo el poder en cinco de las nueve gobernaciones que estaban en juego y con eso mantiene entre 23 y 25 de las 32 en todo el país.
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