Una anaconda de 42 metros hallada en el Orinoco podría ser el grabado rupestre más grande del mundo

Una anaconda de 42 metros hallada en el Orinoco podría ser el grabado rupestre más grande del mundo

Arqueólogos descubrieron grabados rupestres en el río Orinoco. Imagen: Philip Riris et al.; Antiquity Publications Ltd.

 

 

A lo largo del imponente río Orinoco, que dibuja la frontera natural entre Venezuela y Colombia, un equipo de arqueólogos ha descubierto una ventana al pasado prehistórico de América del Sur. Con ayuda de tecnología moderna como drones y cámaras de alta resolución, han cartografiado y documentado una serie de grabados rupestres, que presentan motivos humanos y animales, que podrían cambiar nuestra comprensión de las antiguas civilizaciones de la región.





Por DW

El equipo, bajo la batuta de Philip Riris de la Universidad de Bournemouth, ha identificado 14 sitios a lo largo del cauce fluvial, adornados con grabados de serpientes colosales, ciempiés, roedores y figuras humanas, que pueden remontarse a mitos contados desde hace más de 2.000 años. Entre estos descubrimientos, destaca una anaconda de más de 40 metros de longitud, probablemente el grabado rupestre más grande del mundo registrado hasta la fecha.

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De acuerdo con Riris, líder del estudio divulgado en la revista Antiquity, la selección del sitio para los grabados no fue aleatoria: los expertos sostienen que la ubicación fue deliberadamente escogida para que las imágenes fueran visibles desde lejos, puesto que se sitúan a lo largo de los Rápidos de Atures, un conocido corredor de comercio y tránsito.

“Una interpretación es que había algún aspecto de territorialidad en juego”, comentó Riris a Live Science. “Era una forma de marcar su territorio y decir que este es nuestro dominio”, añadió.

Vista de la serpiente monumental (figura nº 11) y otros motivos descubiertos en un afloramiento rocoso. Imagen: Philip Riris et al.; Antiquity Publications Ltd.

 

Respecto a las figuras plasmadas en la roca, se desconoce quién las creó, pero sin duda poseen un profundo significado mitológico para las culturas indígenas de la zona. Como detallan los científicos un artículo en The Conversation, tanto las boas constrictoras como las anacondas “desempeñaban un papel importante en los mitos y creencias de la población indígena local”.

“Las anacondas y las boas estaban asociadas a la deidad creadora de algunos de los grupos indígenas que vivían en la región”, explicó Riris a Live Science. “Tal vez era una forma de advertir a los forasteros de que estaban entrando en el dominio de la serpiente”, agregó.

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