“El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo pues nadie quiere para sí más del que ya tiene”.
Por BBC Mundo
Con esa idea empezó su “Discurso del Método” el filósofo francés René Descartes, para quien el sentido común era una facultad innata que nos permite distinguir lo verdadero de lo falso, y juzgar correctamente.
Ese don, no obstante, requería de un método que impidiera que la verdad y la mentira se convirtieran en objeto de meras opiniones.
Poco después, en el siglo XVIII de la Ilustración, estallaría un acalorado debate sobre si llegamos al mundo como una tabula rasa o imbuidos con cierta sabiduría.
Fue una disputa sobre la naturaleza del conocimiento y la individualidad del hombre, de la que hoy derivamos la idea del sentido común.
Es un sentido al que se apela, se recurre o del que se lamenta su falta, pero que, aunque conocemos y reconocemos, puede resultar difícil de definir.
Por suerte, hay diccionarios.
El de la Real Academia lo describe sencillamente como “capacidad de entender o juzgar de forma razonable”, similar al del Larousse: “capacidad de juzgar, de actuar razonablemente como la mayoría de las personas”.
Para seguir leyendo, clic AQUÍ.