Se pueden ver en las redes sociales muchos videos de bebés emocionados al escuchar su canción favorita. Otros que dejan de llorar al oír los primeros acordes de esa melodía que tanto les gusta, o hacen “pucheros” cuando la música les produce tristeza.
Lic. Sonia Almada
Los bebés también pueden reconocer y responder a las emociones transmitidas a través de la música. Desde una edad temprana, muestran una notable sensibilidad a diferentes aspectos musicales como el tono, el ritmo y la melodía, y pueden discernir las emociones que estos elementos transmiten.
Existe evidencia de que la participación musical influye en el desarrollo del lenguaje de los niños. Un estudio actual, The impact of the home musical environment on infants, language development, publicado en Infant Behavior and Development, Volume 65, 2021, evaluó la exposición musical en el hogar (incluido el canto de los padres) y el desarrollo del lenguaje en 64 bebés (de 8,5 a 18 meses). Los resultados mostraron que el ambiente musical en el hogar predecía significativamente el desarrollo de los gestos. Para un subgrupo de bebés menores de 12 meses, tanto el canto de los padres como el entorno musical general del hogar predijeron significativamente la comprensión de palabras. Estos hallazgos representan la primera demostración de que un ambiente musical enriquecido en la infancia puede promover el desarrollo de habilidades comunicativas.
Por ejemplo, una melodía alegre y rápida puede hacer que un bebé sonría o se mueva más, mientras que una melodía lenta y suave puede tener un efecto calmante.
A partir de esta idea, la catedrática en psicología de la Universidad de Toronto, Sandra Trehub, explicó cómo la música tiene un papel fundamental en el desarrollo de los niños y en la adquisición del lenguaje. Los bebés pueden diferenciar entre música que suena feliz y música que suena triste. Con solo cinco meses pueden diferenciar entre una canción alegre y una triste, basándose solo en las características musicales.
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