William Anseume: Hacia el momento crucial con Edmundo

William Anseume: Hacia el momento crucial con Edmundo

Unas cinco semanas nos separan del evento electoral. Del desproporcionado, hay que decirlo, evento electoral. El ventajismo del régimen es notorio, especialmente en los medios oficiales, en el control del aparato gubernativo que utilizan como constante realización propagandística, en el uso y abuso de los recursos materiales del pais en función electoral, en el manejo del terror para tratar de frenar las acciones divulgativas opositoras.

La oposición ha realizado una titánica gesta para llegar a la proximidad de la fecha electoral, con un candidato unitario firme que ha dejado en el esterero a quienes han querido profanar, con el espaldarazo del régimen, la unificación de criterios políticos para alcanzar la meta: ganarle en una lid descomunalmente desproporcionada a la dictadura. Tener un candidato, haber alcanzado la unidad de criterios para enarborarlo en medio de la cruenta persecución, el acoso, la amenaza, la prisión de dirigentes políticos, ha sido toda una proeza.

Edmundo González Urrutia ha surgido, casi desde el ostracismo, como el agente capaz de aglutinar las opiniones en contra del régimen de la gran mayoría de los venezolanos, conscientes como estamos de la extrema situación, no sólo de la que vivimos, de la que padecemos, sino de esta asfixiante realidad política en la que líderes y partidos se ven atropellados por la implacable violencia permanente desde el poder.





Las redes sociales han sido un acicate en medio de este caos provocado. Periodistas y medios de comunicación más bien alternos luchan por la divulgación de las ideas, de las actividades, a pesar de ser también contenidos y perseguidos, bloqueados o penalizados en busca, por parte del régimen de un muy debilitado Nicolás Maduro, de neutralizar por todas la vías que le son posibles, todas, el avance inocultablemente polarizado de la oposición unida por un candidato que la representa fielmente.

El régimen paga encuestas más que amañadas, pornográficamente grotescas en sus alcances desmedidos, en torno a un supuesto triunfo de Maduro en la opinión de los ciudadanos. Ni los propios integrantes más radicales del casi extinto PSUV se creen las maravillas inventadas de esos números pintorescos que tratan de condicionar contra el voto castigo el voto administrado a ganador. Ni así pueden ocultar la derrota ya cantada.

Ahora bien, no es el triunfalismo el afortunado ímpetu que llevará a consolidar el triunfo. Las mañas de la dictadura son múltiples, están en los detalles de las mesas, de los testigos, de los manejos pequeños de los números, en la realización en sí del acto electoral. Hacia allá hay que dirigir el máximo cuidado. Nadie duda del triunfo opositor. Pero tampoco dudamos de las ganas violentas del régimen de permanecer en el poder y causar un daño emocional más y más permanente en nuestros connacionales. Cualquier descuido puede ser fatal, e incluso las alertas deben estar más que encendidas, porque estos sátrapas no se dejarán quitar así como así su juguete preferido: el poder. Hay que estar muy prevenidos ante cualquier  despropósito y más, más allá. Ojo pelao y mucho cuidado en esta recta final. El régimen no deja de estar integrado por miserables inescrupulosos. No son elecciones cualquiera. Lo sabemos. No lo olvidemos ni un instante.