Justo Mendoza: La doncella

Justo Mendoza: La doncella

Justo Mendoza

Un entrecruce de inteligencia estratégica, arrojo, carácter y determinación en un liderazgo combativo y convincente.

¿Qué cuestión la emplaza que no tenga respuesta y aumente la aceptación y fervor popular? ¿Sus errores? Los ha reconocido con humildad: de ellos ha nutrido su templanza afirmando el propósito de liberar a Venezuela de la desgracia tiránica que la ha arruinado -confiscándonos la esperanza y el sentido de futuro- y el baldón que ha significado este vergonzoso atavismo moral y de resignación en estos 5 lustros.

¿Coraje? Ha sabido convertir los reclamos e interpelaciones populares en la razón de su propósito liberador, dándole cuerpo programático, transformando la emocionalidad colectiva en el mayor recurso de su gesta política entregándole a la propia gente las claves del poder que representan en el cambio transformacional que procura.
Es hoy el resumen de la fe popular en la necesidad del cambio. En una voluntariedad colectiva, la gente más que pedirle le ofrece ayuda para que logre las aspiraciones de ellos.





Cuando hace años prometió liberar a Venezuela de los desmanes de los esclavistas se colocó en la ruta fragosa de los sacrificios, abundante de desprecios y burlas, negaciones y atropellos, pero escudada por la espiritualidad de su fe que -empecinada- la impulsa a halar y empujar como hace mas de 5 siglos la Doncella de Orleans, Juana de Arco, lo emprendió al prometer la liberación del pueblo francés de sus invasores.

¿Quién es ella desde su liderazgo? Discutida, calumniada, vituperada, negada: hoy gente, lugares y caminos la han reconocida y hoy sobre sus hombros descansa la confianza popular; cada día más, los ciudadanos -sin distingos- la sienten como la traductora de sus anhelos y esperanzas, la liberadora de Venezuela de los esclavistas cultores de una ideología muerta, de los fetichistas de la corrupción, la mentira y el envilecimiento, de los felones de un pueblo que creyó y fue burlado.

Su más grande virtud es la consistencia política, probada como consecuencia y respeto por la voluntad soberana, que da fuerza a sus convicciones democráticas y libertarias.

Desde un liderazgo de razones y propósitos, María Corina Machado es una causalidad de la exigente realidad venezolana, ominosa y ruda, respondida -con la coherencia política, dignidad cívica, astucia y honestidad pública “betancuriana”- con el coraje de Luisa Cáceres, la pasión patria de Manuelita Sáenz y la espiritualidad de La Doncella de Orleans.

Un despertar. El pueblo con ella vencerá.

JVMJ.24.6.2024.