León Sarcos: Elvis Presley. Un rey muy rico, triste y solitario

León Sarcos: Elvis Presley. Un rey muy rico, triste y solitario

Escuchar a Elvis por primera vez, fue como salir de prisión. Bob Dylan 

Fue él, un inocente alquimista, una extraña y exótica especie, mezcla de Cupido y el rey Midas que todo lo que cantaba lo convertía en amor y oro, porque sin proponérselo fue el mensajero de ritmos nativos de Europa, de América y de la cultura afroamericana, de los cuales sería uno de los primeros grandes intérpretes y el difusor más consagrado de su época.    

Hay una bella tristeza en los matices de su voz que nos conmueve; en ella da la impresión de que estuvieran escritas las notas musicales que nos describen los sinos de su estrepitoso éxito y el caleidoscópico summum de emociones y sentimientos que, lo violento de su llegada a la cima no le permitieron procesar y disfrutar con naturalidad, pero que, así mismo, lo convirtieron en la figura más emblemática, representativa e inmortal del rock and roll.





Tal como lo afirma Ray Connolly en su biografía, Ser Elvis: siendo la música el camino más corto hacia los sentimientos, las estrellas de la canción vienen y van movidas por breves oleadas de entusiasmo; pero había algo en su voz, en su actitud, en su sonrisa tímida, en su belleza juvenil, en sus movimientos corporales al cantar, en su atractivo sexual y en su historia personal que se quedó grabado para siempre en el imaginario de las masas. Y ahí sigue, convirtiéndolo en el mejor icono estadounidense, y, a más de cuatro prolongadas décadas de su muerte, en el más duradero también.

Nace la primera gran estrella del rock

                                                             La música góspel es lo mas puro que hay en esta tierra. Elvis Presley 

El momento en que vino al mundo no pudo ser más difícil: aún se vivían los coletazos de la crisis de 1929, pese a que ya comenzaban a sentirse los efectos del New Deal en Mississippi, el estado, desde que terminó la Guerra de Secesión, más pobre de la unión. 

En Tupelo, un pueblo de 6.000 habitantes, llamado así por los indios Choctaw, en una casa de madera construida sobre bloques de cemento, vendrá al mundo, un 8 de enero de 1935, Elvis Aron, treinta minutos después de un gemelo a quien sus padres, Vernon Elvis Presley y Gladys Love Smith, pusieron el nombre de Jesse Garon, quien nació muerto.

La modesta casa de dos habitaciones, estaba alumbrada por dos lámparas de aceite y el agua que hacía falta se hervía en una estufa de leña. El parto costó 15 dólares y fue pagado en su totalidad por una asociación de beneficencia pública.

Era un niño cazurro, cándido, inocente y bien educado, hijo de mamá, amante del góspel y lector de la Biblia, que siempre soñó con ser miembro de un cuarteto de los que cantan en la iglesia y al que un día su madre, cuando era muy pequeño, propinó una zurra porque lo descubrió recogiendo botellas vacías de los patios para venderlas a un centavo de dólar para ayudar a sostener a la familia.

Un joven angelado, nacido para cantar y triunfar en un estilo tan original y escandaloso que revolucionó la música y que se dijo a sí mismo, después de terminar la secundaria y el acto de graduación: No sé por qué me dieron un título de bachiller. Solo pensaba en James Dean, en Tony Curtis y Marlon Brando, y me pasaba las horas mirando la ventana.

Una vida paradójica y de alto contraste

                                                      Haz lo que sea bueno para ti, mientras no hagas daño a nadie. Elvis Presley

Elvis Aron Presley es hijo de las paradojas y los contrastes. Su salto a la fama fue tan abrupto y contrastante con sus orígenes y su proceso de formación, que su escasa preparación, su excesiva sensibilidad y su ausencia total de experiencia, hicieron de su vida una existencia muy rica en emociones, en nuevas experiencias, en satisfacciones, en triunfos, pero muy solitaria, muy marcada por sus carencias originales, por el alto costo que tiene que pagar el genio por la duda de los otros, la envidia, la mezquindad y el odio que causa la novedad, la creación, la belleza cuando viene  de donde no debe, y el portador de lo nuevo  es castigado por la incomprensión, la ignorancia y la doble moral.

En cinco años, desde 1954 a 1958 –fecha de su llamado a servir en el ejército– haría una carrera vertiginosa hacia lo más alto de la montaña, de donde, con altibajos, no descendería –a pesar de dos años en el servicio militar que realizó con honores– sino con su repentino fallecimiento, a causa de un paro cardiorrespiratorio, un día fatídico de agosto de 1977. 

El sueño de su primer patrocinante, el propietario de Sun Records, Sam Phillips –desde que constituyó su pequeño estudio de grabación, más para atender reproducción de rituales que para cazar talentos–, había sido y se lo repetía a su asistente y amante Marion Keisker: Si pudiera encontrar a un blanco que tuviera un sonido negro y un sentimiento negro, podría hacer mil millones de dólares.

Marion había guardado un papelito, junto con una copia, desde que Elvis, para experimentar, había grabado una canción supuestamente para su madre. En ese papel había escrito, de tan bien impresionados que habían quedado con su voz, por órdenes de Sam: buen cantante de baladas. Conservar.

That’s All Right (Todo está bien)

 La música rock & roll si te gusta, si la sientes, no puedes evitar pasar a ella. Eso es lo que me pasa. Elvis Presley.

El primer intento para probar suerte lo llevarían adelante con la balada Without You (Sin ti), ya que Phillips asumió que sería apropiada para el joven cantante. Presley no pasó la prueba, no estuvo a la altura de lo que el productor esperaba de él; sin embargo, le veía condición humana y voz calificada para imponerse. Le pidió que cantara todas sus canciones y se sintió tan impresionado que invitó a dos músicos –que los primeros años constituirían junto con el baterista D. J. Fontana el cuarteto que lo acompañaría en sus primeros pasos al estrellato–, Winfield Scotty Moore y el contrabajista Billy Black, para hacer arreglos con Presley para la realización de una grabación.  

La sesión de grabación se llevaría a efecto un día de julio, en la tarde, de 1954. Las horas transcurrían y no se notaban progresos, por lo que la sesión se prolongaría hasta bien entrada la noche, cuando, agotados, empezaban a recoger para irse a casa luego de infructuosos intentos –el azar que es más terco que la realidad–, Moore cuenta que Presley tomó la guitarra para tocar That’s All Right, un blues de 1946 de Arthur Crudup:

De repente, Elvis comenzó a tocar la canción, saltando y haciendo tonterías, pero después Bill tomó su contrabajo y empezó a tocar y lo imitaba haciendo payasadas, hasta que me contagiaron y yo empecé a tocar junto con ellos.

Sam Phillips tenía la puerta de la cabina de control abierta y estaba escuchando. Se asomó y nos preguntó: ¿Qué diablos estáis haciendo? Nosotros respondimos: No tenemos idea. Entonces nos dijo:  Bueno, vuelvan al principio, traten de buscar un punto para comenzar y háganlo de nuevo. Phillips lo grabaría para percatarse de que ese era el sonido que siempre había estado buscando. En los próximos días, el trío grabaría el primer sencillo con That’s All Right del lado A y una canción de bluegrass, un tema de Bill Monroe, Blue Moon of Kentucky en el reverso. 

Giras y presentaciones en público

         No estoy tratando de ser sexy. Es solo mi forma de expresar como me siento cuando canto. Elvis Presley   

El trío se presentó en público por primera vez el 17 de julio de 1954 –tenía Elvis 19 años–, en el Bon Air Club. El cantante haría su debut con la guitarra para niños que le había regalado su madre. Luego serían teloneros de Slim Whitman (1923-2013), célebre cantante country de música del oeste. En este concierto comenzarían a aparecer los sinuosos movimientos corporales que las instituciones, personalidades y familias más conservadoras consideraban un ultraje a la moral y a las buenas costumbres, y que tanto escándalo y maledicencia provocaron.

Resultado de su fuerte sensibilidad al ritmo, combinada con su nerviosismo al tocar frente a un numeroso público, Presley comenzó a sacudir sus piernas mientras cantaba. Moore recuerda: Durante las partes instrumentales, se apartaba del micrófono para mover su cuerpo mientras tocaba la guitarra, entonces, el público literalmente enloquecía. Él mismo diría, en otra sesión de grabación, a los productores que le pedían que no se moviera mientras cantaba: si no me muevo no puedo cantar.

Las presentaciones continuaron sin cesar, con su trío al que se sumó en la batería D. J. Fontana y su primer manager sería Bob Neal. Uno de los puntos culminantes de sus giras durante los años 1954 y 1955 sería la contratación para el programa Louisiana Hayride, emitido desde Shreveport, que se retransmitía a 198 emisoras en 28 estados. El primer año recorrería con sus compañeros de banda 160.000 kilómetros, tocando más de 250 días y, en muchas ocasiones, realizando más de una presentación.

Durante el show de Louisiana, el baterista aportó un nuevo elemento, complementando los movimientos de Presley con golpes acentuados que había perfeccionado en clubes de striptease. Elvis sería contratado, en ese sitio, para cantar durante un año los sábados por la noche. Después de esa presentación, vendería por 8 dólares su vieja guitarra y se compraría una Martin de 175.   

Aparece el famoso coronel Parker

Fama y fortuna, cuan vacías pueden estar. Elvis Presley

En enero de 1955, Elvis firmó el primer contrato de gestión con Bob Neal, y este le presentó al coronel Tom Parker, a quien consideraba el mayor promotor en el negocio de la música. Sin embargo, contrariando esa opinión, para muchos era un hombre ordinario y grosero, incapaz de distinguir una buena pieza musical de un barril de cerveza. 

Scotty Moore y Bill Black, que lo odiaban, decían que Parker había trabajado en una perrera en Tampa, después que había nacido en el Great Park Pony Circus de su tío y luego vivió en un parque de atracciones, donde pintaba gorriones de amarillo y los vendía como canarios. Elvis reía con los ácidos comentarios de sus compañeros. Lo cierto es que de música conocía muy poco, y Elvis lo sabía, por eso en los inicios lo mantuvo alejado de las decisiones musicales, lo que más adelante con su estilo autoritario transgredió y haría muchísimo daño. 

Donde Parker era infalible, era en el manejo de una hoja de cálculo, y a eso siempre daba preeminencia para que hubiese buenas ganancias, por lo que su madre Gladys, por lo que veremos después, llegó a afirmar, con motivos suficientes, que el coronel Tom Parker era el mismísimo diablo. 

En una gira por Odessa, Texas, Roy Orbison, contemporáneo con Presley, solo que un año menor que él, quien llegaría a ser un buen músico y compositor e intérprete de Oh Pretty Woman (1964), confesará admirado, después de verlo actuar: Su energía era increíble, su instinto simplemente asombroso. […] Simplemente no sabía qué hacer. No había punto de referencia en la cultura para compararlo.

En noviembre de 1955, muchas compañías discográficas se disputaban el contrato por la fulgurante estrella del rock. Después de que tres compañías discográficas le hicieran ofertas por 25.000 dólares, Phillips y Parker optaron por firmar un acuerdo con RCA, el 21 de noviembre, para ceder el contrato de Presley con Sun, por la cantidad de 40.000 dólares, que tuvo que firmar su padre, pues él no tenía la mayoría de edad. 

En opinión de uno de sus biógrafos, en teoría Parker comenzó a trabajar para Elvis, pero tal como funcionaban las cosas, Presley era un empleado del coronel. Al final, parecía que confiaba más en la capacidad negociadora de Parker que en su propio talento.

El año de Love me tender, y su consagración en la televisión

Desde muy temprano aprendí que: sin una canción el día nunca terminaría; sin una canción un hombre no tiene un amigo; sin una canción el camino nunca se doblaría, sin una canción…Entones sigo cantando una canción. Elvis Presley

A principios de enero de 1956, Presley realizó sus primeras grabaciones para RCA en Nashville. Para apoyar a su grupo de músicos original (Moore, Black y Fontana) la disquera contrató al pianista Floyd Cramer, al guitarrista Chet Atkins y a tres cantantes de fondo, incluyendo a Gordon Stocker, del cuarteto Jordanaires. En esa sesión se produciría otro de sus grandes éxitos: Heartbreak Hotel, aunque, por carencias en la primera grabación, debió posponerse que Elvis la interpretara en vivo.

Parker lograría, después de muchos intentos, que Elvis hiciera presencia en televisión a nivel nacional y para esto consiguió que se programaran seis presentaciones en dos meses en el programa de CBS, Stage Show. 

Aunque lo que realmente lo catapultaría a la fama, a nivel nacional e internacional, sería la rivalidad entre los dos espectáculos de variedades con la mayor audiencia a nivel nacional, ninguno de los dos seguidores de las innovaciones del rock; por el contrario, de duras objeciones moralistas ambos: The Steve Allen Show y The Ed Sullivan Show, este último había expresado la inconveniencia de presentar a esa nueva estrella en un domingo familiar.

The Steve Allen Show, de NBC, en Nueva York, se robó la iniciativa y en julio de 1956 realizaba la primera presentación de Elvis, con tan alta sintonía que derrotó al de Ed Sullivan, de CBS, en audiencia. Sullivan tuvo que tragarse su juicio inicial sobre el cantante y se vio obligado a contratarlo por una suma, sin precedentes, de 50.000 dólares por tres presentaciones.

La primera, el 9 de septiembre de 1956, fue vista, según algunas estimaciones de especialistas, por más de 60 millones de espectadores –un récord de 82% del público televisivo–. El actor Charles Laughton reemplazó a Sullivan, quien había sufrido un accidente, y presentó el espectáculo, cuando dio paso al invitado para que empezara a cantar, diciendo: la música con su hechizo amansa el corazón salvaje. Presley apareció esa noche en el segmento de CBS Televisión City en Hollywood; pero de acuerdo a las instrucciones de Sullivan, solo se grabaría de la cintura para arriba.

La posesión de un ídolo

Cuando niño era un soñador. Leia comics y era como el héroe del comic. Vi películas y fui el héroe en la película. Así que cada sueño que alguna vez soñé se ha hecho realidad cientos de veces. Elvis Presley

La interpretación del cantante, en The Ed Sullivan Show, de lo que sería su próximo sencillo, la balada Love me tender, provocó que solicitaran más de un millón de copias de forma anticipada al lanzamiento oficial. El Show de Ed Sullivan sería, sin duda, el espectáculo que le permitiría lograr una fama, a nivel nacional e internacional, sin precedentes.

El año 1956 cerró con una histórica portada del Wall Street Journal, que se hacía eco de que en mercancía, Presley le había aportado 22 millones de dólares, y con la declaración de Billboard de que tenía más canciones en el top de 100 que ningún otro artista desde que se crearon las listas. En su primer año con RCA, una de las empresas más grandes en la industria de la música, Presley había producido cerca del 50% de las ventas de sencillos de la discográfica.

Cuando un periodista le preguntó a Presley que cómo se siente ser millonario, él, buen lector de la Biblia, casi su única lectura de siempre, le respondió: El Señor da y el Señor quita. El año que viene podría estar pastoreando ovejas.

Más importante que el ascenso a la fama lo constituía el cambio cultural que Presley estaba inspirando y, al mismo tiempo, simbolizando. El historiador Marty Jezer afirmó que: encarnando la locura pop más grande desde Glen Miller y Frank Sinatra… Presley integró el rock and roll al mainstream de la cultura popular, debido a que Elvis creó el patrón artístico; otros artistas lo siguieron. Él, más que nadie, dio a la juventud una confianza en sí mismos como individuos y de alguna forma unificó a esa generación. La primera en Estados Unidos en sentir el poder de una cultura adolescente unificada.

El cine, la gran frustración del rey del rock

                                                                 No soy el rey. Jesucristo es el rey. Solo soy un artista. Elvis Presley

Si de una aspiración no cumplida –más que una aspiración su gran sueño– se resintió siempre el rey del rock and roll, fue del rotundo fracaso que experimentó, no solo como actor, que no tenía por qué serlo, sino por la poca calidad y la pobreza de las producciones cinematográficas donde le tocó participar. Las críticas serían tan demoledoras que dejarían en él cicatrices que nunca pudo superar.

Toda su carrera cinematográfica estaría llena de improvisaciones, ligerezas, torpezas que tenían que provocar que las cosas marcharan muy mal en esta dirección. Su primera experiencia, Love me tender, fue el resultado de un conjunto de aparatosas improvisaciones, donde solo importaba, al final, sacarle provecho económico al éxito que había alcanzado la canción en ventas después de su debut en The Ed Sullivan Show.

La cinta, originalmente titulada The Reno Brother, se cambió después de la pegada de Love me tender. Tampoco estaba previsto que Presley cantara. El guión estaba elaborado solo para actuar. Al final se incluyeron cuatro canciones en un proyecto que no estaba concebido como un musical.  

Acostumbrado a las provocaciones de algunos periodistas y de muchos pusilánimes conservadores, le resbalaba que lo calumniasen diciendo que era la reencarnación del flautista de Hamelin, pero para llevar a los jóvenes por el camino del sexo y la droga. Sabía que no era verdad. No así con las abrumadoras críticas cinematográficas. Estas hicieron mella en su alma. 

Le confesaría a Parker: Si hubieran aparecido en un periódico de Maine, Oregon o Texas, quizás no me hubieran dolido tanto, pero se trataba de Los Angeles Times, y sabía que todo el mundo las vería y se reiría y los cantantes de rock también tenemos sentimientos.

Pero el hecho es que eso importaba muy poco a Parker. Había que aprovechar el tiempo y exprimir al máximo la imagen del ídolo, que en ese momento tenía el brillo de la constelación de Orión en la música, y él con su inocente vocación y su sueño, también empujaba el voraz apetito de Parker por sacarle provecho a los negocios colaterales. 

Se hicieron 31 musicales y dos documentales de conciertos. Sus musicales eran hechos bajo la premisa: sacar provecho al cine mediante la música, realizando películas de bajo presupuesto, hechas rápidamente; por eso la mayoría salían crudas, para mantener bajos costos y obtener el margen más elevado de ganancia. De todas, la única que pude terminar y volver a ver sería El rock de la cárcel. 

Se satisfacía la voracidad de Parker, pero no se planificaba ni se evaluaban en serio sus condiciones actorales, si en realidad las poseía o debía hacer, en su defecto, un gran esfuerzo, perfectamente posible de estudio y preparación para un clásico como él deseaba.

Pocas semanas antes de su deceso, le comentaba a Katty Westmoreland, antigua amante y amiga cercana hasta el final: Nunca he hecho nada duradero. Nunca he hecho una película clásica. Ray Connolly comenta, para reforzar su angustia: Por mucho que sus canciones habían gustado o que él hubiera ayudado a cambiar el rumbo de la música popular, lo único que sentía era que no había conseguido convertirse en una verdadera estrella de cine y eso le atormentaba.

Mas allá de las fronteras

La gente cree que estas loco si piensas sobre cosas que no entienden. No podemos construir nuestros sueños con mentes suspicaces. Elvis Presley

Cada uno de los sencillos que lanzó Elvis en 1957, todos, alcanzaron el número uno. Toó much, All Shook Up, Let me be Your. Ya se había convertido en estrella internacional, y comenzaba a tener admiradoras incluso en países donde no se había formalizado su presentación. New York Times titulaba: Elvis Presley crea histeria en la Unión Soviética. Las copias piratas en Leningrado alcanzaban precios exorbitantes.

Entre las muchas sesiones de grabación y rodajes de nuevas películas, el cantante había conseguido un espacio muy confortable para vivir a lado de sus padres, en una vieja mansión de estilo sureño, con el nombre de Graceland, con 18 habitaciones, y a trece kilómetros de Memphis.

Era Presley el joven que, de acomodador de sillas en un cine, apenas treinta meses después de graduarse en la secundaria, había pasado a ocupar el primer puesto de las listas mundiales de éxitos, y que, por medio de la televisión lograba con su imagen una devoción única a escala nacional e internacional.

Según Connolly, era un imán. Todos se acercaban a él para verlo y tocarlo, mientras la policía de Memphis, las autoridades sanitarias, y la prensa hacían su trabajo para protegerlo u obtener detalles de sus giras y de su vida. Esa actitud del público hacia su nuevo ídolo tenía que causar escozor en una figura como Frank Sinatra, que había jugado un rol similar al suyo en otro género como cantante de música popular en los años 40. Por esa única razón, celo, se entiende su escandaloso, desmesurado, e insensato juicio sobre la nueva luminaria juvenil:  

Ese afrodisiaco con olor a rancio. El rock & roll, huele a falso y a postizo. Casi siempre lo cantan, lo tocan y lo componen unos estúpidos cretinos… es la marcha militar de los delincuentes con patillas… es la forma de expresión más salvaje, horrible, desesperada y viciosa que he tenido la desgracia de oír.

A Elvis, como en el caso de Ed Sullivan, le daba igual lo que dijera Sinatra. La gente siempre tendrá su propia opinión. Habrá gente a la que le gustes y gente a la que no. Independientemente de lo que hagas, no puedes complacer a todos. Algunas personas odiaban a Jesús y para mí era el ser humano ideal.

Al igual que Ed Sullivan, Sinatra recogería su desmesurado juicio negativo sobre Elvis y, en 1960, cuando este regresa del servicio militar, le dará la bienvenida a su programa The Frank Sinatra Timex Hour, donde cantarán juntos Witchcraft y Love me tender y el anfitrión tendrá que pagarle la cuantiosa suma de 125.000 dólares. Además, Nancy, una de las dos hijas del mejor intérprete de My Way, se había convertido, más que en fan, en amiga y lo había ido a recibir al aeropuerto a su llegada de Alemania.

Antes de que finalizara ese año, en una ceremonia religiosa, le confesará al pastor oficiante el inmenso contraste que experimenta entre su vida exterior llena de satisfacciones, reconocimientos, aplausos y logros materiales y el vacío que vive interiormente: Soy el joven más desgraciado que jamás haya visto usted nunca. Tengo más dinero del que puedo gastar, tengo miles de admiradoras y mucha gente que dice que es mi amiga. Pero soy muy desgraciado. Lo mismo le repetirá a su madre y ella le remitirá a la Biblia en busca de respuesta.

Llega la hora del servicio militar en marzo de 1958

A finales de marzo de 1958, ya no será el millonario cantante de música rock que cambio la orientación de la cultura musical de la primera democracia del mundo, sino que simplemente será temporalmente el soldado Presley US53310761, con un sueldo de 78$ mensuales que se donarán a servicios de caridad. 

No es del interés del presente ensayo conocer cómo transcurrieron los 17 meses de servicio en el ejército, pero sí tienen trascendencia dos acontecimientos que nos ayudan a explicar la condición humana y espiritual del llamado, en justicia, rey del rock: la muerte de su madre y el encuentro con Priscilla quien, después de siete años y medio de noviazgo, se convertirá en su única esposa en 1967.

Dos momentos de un artista

Una imagen es una cosa y el ser humano es otra. Es muy difícil estar a la altura de una imagen. Elvis Presley

En mi opinión, hay dos momentos cruciales en la vida de un artista: el momento cuando se hace presente la luz y aparece la primera manifestación de lo que es su arte; y el otro está ligado a la naturaleza de la relación que establezca con su madre, después de que tenga conciencia de ser. 

El primero se da en el estudio de Sam Phillips -cuando graban la canción que lo llevara al estrellato-, hombre de mucha mejor condición humana que Parker y quien lo asume, en ocasiones, como un padre. A él, después de muchas vueltas solo le confesará que creía tenía sífilis, inocente, porque se le había infectado un poro en el pubis. Y él lo acompañaría al médico.

 La segunda es percibida en el vínculo realmente afectivo y en ocasiones dependiente, que teje con su madre Gladys, de un carácter tan singular que sin lugar a dudas llega a ser su mejor amiga y confidente hasta su muerte en agosto de 1960, el mismo mes en que años más tarde fallecerá Elvis. Ella era la única que le proporcionaba paz espiritual.

Elvis Presley aún era un infante mentalmente, de limitadas experiencias, cuando lo asalta la fama. Apegado a la Iglesia pentecostal y admirador de los cuartetos de góspel. Un niño bueno, amante de los dibujos animados del capitán Marvel y Flash Gordon. Enamorado de las películas de Roy Rogers y Los siete magníficos. Que gustaba imitar la vestimenta de tonos exaltados de la gente de color. El chico blanco pobre, del segregado Mississippi, que decidió cantar la música negra de sus héroes musicales.  

Tenía Presley muy poca experiencia amorosa y menos aún sexual, por eso dicen que era muy cauto en las relaciones y, aunque apasionado, a su vez respetuoso de las vírgenes, quienes admiraban su condición de caballero. 

En la medida en que fue acumulando riqueza, le importaba cuando podía compartirla con sus familiares y sus amigos. Por eso, en una de sus primeras vacaciones, uno de sus pasatiempos favoritos sería comprar miles de dólares en fuegos artificiales, y dividirlo entre bandos y jugar a la guerra.  O cambiar miles de dólares en efectivo y regalarlos de a 100 a todo el que fuera encontrando. Le encantaba gastar en grandes regalos y comprar carros lujosos para él y a quienes guardaba afecto.

Un amor de siempre y para siempre

   Recuerdos, aprisionados entre las páginas de mi mente. Recuerdos endulzados a través de los siglos como el vino.  Elvis Presley

Su madre, da la impresión, parecía la única persona sensata y de sentido común que le brindaba sinceras opiniones y juicios valiosos –especialmente sobre la naturaleza estrictamente mercantil de Tom Parker– sobre el entorno y su ascenso estrepitoso a la fama. No había día que no la llamara y sus llamadas lo tranquilizaban, bajaban sus niveles de adrenalina y le prodigaban los mimos y las terneces que le hicieron tan confiado y amoroso con ella de niño.

La muerte de Gladys constituyó una verdadera tragedia para él cuando Vernon, su padre, le comunicó la noticia de su muerte. Scotty Moore, su guitarrista y buen amigo, diría: Nunca vi a un hombre afligirse y sufrir tanto por la pérdida de un ser querido. Como cantando, cuenta Connolly, Elvis lo hacía con sus emociones más básicas; en el dolor, no podía ocultar sus sentimientos más hondos.

Mamá, nunca querías vestirte para mí y ahora aquí estás vestida con tus mejores galas. Despierta, mamá. Despierta cariño, y habla con tu Elvis. Hasta entonces, siempre había mantenido la compostura tanto en público como fuera del escenario. Pero, para preocupación de sus amigos y familiares perdió completamente el control de sus emociones, abrazando y tocando el cuerpo de manera descontrolada, por lo que el director de la funeraria tuvo que colocar la tapa de cristal sobre el ataúd.

A Gladys le encantaba la versión de O Sole Mio interpretada por Caruso, y Elvis pediría que le escribieran una nueva letra para ella. El resultado sería el mayor éxito que haya tenido jamás, convertida en: It’s Now or Never. La inscripción tallada en la lápida sería: Sunshine of our home (El sol de nuestro hogar), en alusión a cuando ella iba por su casa en Misisipi cantando a su niño: eres mi sol, mi único sol.

Priscilla Presley, la reina del rey

Cuando te vi por primera vez con tu sonrisa tan tierna, mi corazón fue capturado, mi alma se rindió. Dicen los hombres sabios que solo los tontos se apresuran, pero no puedo evitar enamorarme de ti Elvis Presley

Ella tenía que ser encantadora, para atraerlo, entre miles de fans que se acercaban a conocer al cantante más popular de su tiempo quien, cumpliendo con su deber cívico, iba a prestar servicio militar en Alemania. Priscilla Ann Beaulieu Wagner (1945), era hija de un oficial estadounidense de la fuerza aérea y solo tenía catorce años cuando se conocieron en Bad Nauheim. 

Diez años mayor que él, tuvo la oportunidad entre sus decenas de romances –que incluyeron a Natalie Wood cuando tenía 18 y Anne-Margret en sus comienzos–, de tallarla a su manera. La segunda razón -por la que se mantuvo el noviazgo, desde que la conoció a mediados del 60, durante siete años y medio-, está ligada a la belleza, la juventud y la virginidad de Priscilla. La tercera es que, en términos de sinceridad, apego y confianza, logró jugar en buena parte el papel de su madre.

La pareja contraería matrimonio el 1 de mayo de 1967 en una sencilla ceremonia celebrada entre sus amigos en el Hotel Aladdin de Las Vegas.  Exactamente nueve meses después –como el más formal de los casamientos cristianos, el 1 de febrero de 1968–, nacería Lisa María Presley, en el momento en que Elvis iniciaba su decadencia.

Solo resplandores quedaban de su incandescente brillo, ya que de los ocho sencillos que lanzó entre enero de 1967 y mayo de 1968, solamente dos figuraron en el tope de los 40, y ninguno logró posicionarse más allá del número 28.

Tiempo perdido, tiempo no recobrado

El tiempo perdido de casi una década filmando malas películas en Hollywood, las pésimas decisiones de Parker bloqueando siempre, mediante desproporcionadas exigencias, sus presentaciones en público, y sus inseguridades para hacerle frente, prácticamente liquidaron una vigencia que ha podido proyectarse por mucho más tiempo en el mundo del espectáculo.

Cuando el rey quiso volver a las presentaciones en público, el área de las flores en el gran jardín de la música que sembró, con sus bellas e innovadoras interpretaciones y el encantador asombro que con su natural genio impuso, habían empezado a dar sus frutos y provocado una revolución musical.

 En ese mismo jardín ahora florecían y pululaban otras flores, de una nueva primavera que empezaban a eclipsar a la constelación rey: Los Beatles, Los Rolling Stones, The Who, The Dooor, The Hollies, The Yardbird, Pink Floyd, Creedence Clearwater Revival, Simón and Garfunkel y solistas como Bob Dylan, Joe Cocker, Frank Zappa, Tom Jones, Engelbert Humperdink y muchos otros, copaban los escenarios. Todos habían tomado algo del florista precursor.

Epilogo

                        El ritmo es algo que tienes o no tienes, pero cuando lo tienes, lo tienes todo. Elvis Presley 

Me atrevo a afirmar que en el sentimiento de su voz estaba, cosas de Dios, todo el sufrimiento, la opresión, la tristeza y la belleza de varios ritmos afroamericanos, pero también el cansancio blanco, la fatiga, la melancolía, la alegría y la esperanza de todos los muertos que, en las sucesivas guerras después de la de Secesión, vivieron los Estados Unidos de Norteamérica. 

Elvis fue un virtuoso de la música. Nunca la había estudiado, y sin embargo, sus baladas y sus himnos pueden hacer de canción de cuna, como la inolvidable Love me Tender, que puede hacerte enamorar en un instante, tal cual I can’t falling in love with you  (No puedo evitar enamorarme de ti), hechicera como Suspicious minds (Mentes sospechosas) o alegre  y desenfadada como The jailhouse rock ( El Rock de la cárcel).

En 1973, prácticamente el año de su despedida, el mundo del espectáculo lo que hace es una reminiscencia a su grandeza, el más merecido homenaje de su tiempo a un artista vivo, el Alhoa from Hawai que se convirtió en el primer concierto por satélite a nivel internacional transmitido por televisión, que logró una audiencia de aproximadamente mil millones y medio de personas.

El doble álbum de esa presentación, lanzado en febrero, llegó a los primeros puestos de venta. Se comercializaron, solamente en territorio estadounidense, cinco millones de copias. De igual manera, sería el último álbum pop de Presley en llegar al primer sitio de las listas estadounidenses en toda su trayectoria.

De joven le gustaba decir: no copio ni he copiado a nadie. Pero en verdad, los había copiado a todos: su voz era el resultado de una conjugación entre muchos estilos de los diferentes que amaba. Y, en el estrepitoso aluvión de sonidos que la música nos lanza repetidamente, es la tonalidad de esa voz y su transfiguración espiritual, la que por alguna razón la hace, siendo indefinible y subliminal, conectar con millones de personas de cualquier raza o cualquier idioma en el que se interpreta.

Ray Connolly lo simplifica de esta hermosa manera: No era un cantante de formación; escucho y aprendió. Y las canciones que cantó no eran de factura sofisticada. Pero cuando, apenas siendo un joven todavía, se elevaba sin problemas en su falsete en la fase suplicante o anhelante, o, como hombre solitario de mediana edad, su canto se rompía con pesar, millones reconocían la emoción. Capaz de pasar del bajo al barítono y al tenor y al falsete en la misma canción, su voz era el más flexible de los instrumentos. Consumadamente versátil, no importaba si era rock & roll intenso, opereta pop, o un espiritual, en su mejor momento, canto demostrando que sentía los sentimientos que expresaba.

Ese era su don y ese su gran encanto. Podía comunicar cantando, como muy, muy, muy pocos lo hacen; porque simplemente desde niño cantó con el alma.

Leon Sarcos, julio 2024x