Guido Sosola: Érase el fondo de la cámara

Guido Sosola: Érase el fondo de la cámara

Jóvito Villalba | Foto revista Semana 1969

 

La distribución física de los parlamentarios venezolanos en ambos hemiciclos del consabido Capitolio Federal Legislativo, por lo menos, a partir de 1959, dependió del tamaño de cada fracción parlamentaria. En las cámaras del Senado y en la cada vez más angosta de Diputados, las curules delanteras correspondían a las más numerosas bancadas, mientras que las filas intermedia y última a las minoritarias.

En la presente centuria, luego de las megaelecciones de 2000, el chavismo quiso que se agruparan en el hemiciclo de trabajo y en el protocolar, conforme a cada entidad federal pretendiendo “ingenuamente” que la paisanidad y apego regional estaría por encima de las afinidades políticas e ideológicas. Al dominar la escena, el oficialismo sinceró la distribución de los grupos naturales.





Muy antes, por supuesto, los jefes y subjefes de las fracciones con sus viejos aparatos telefónicos de escritorio, encabezaban las filas. Las noveles figuras se confundían con las más experimentadas, en una “playa” apenas visible desde el borde de los incómodos palcos, pero todos sabían, incluyendo las fuentes especializadas de la prensa, quiénes eran los más destacados parlamentarios por su verbo, por sus iniciativas y habilidades.

La parte menos visible aún, incómoda y calurosa, fue la del fondo del hemiciclo, debajo del techo, a la que frecuentemente estaban destinados los minoritarios, y, cualquiera, hoy, podría pensar erróneamente que las curules las ocupaban los más grises y obviados voceros. Sin embargo, no fue así por tres razones a la mano: más de las veces, se trataban de brillantes e insoslayables oradores, liderizaban a sus partidos, y, la más decisiva, periodistas y fotógrafos no estaban relegados a un palco de prensa, y perfectamente accedían al expositor casi en penumbras, trastocándolo en una inevitable noticia.

Los manuales parlamentarios no suele prestarse atención a la distribución de sus miembros en un determinado espacio físico y, si bien es cierta la necesidad de conceder una indispensable cercanía de los líderes y estrategas de cámara a la dirección de debates, no menos cierto es que ella ha de garantizar una igualdad de oportunidades de visibilidad. a toda y cada una de la membresía. Los hemiciclos de Guzmán Blanco que sólo garantizan significativamente la mirada casi por igual a la tribuna de oradores, no están diseñados para la transmisión televisiva y, aunque las más recientes digitalidades puede salvaguardar esa igualdad, ubicándonos en los predios del derecho parlamentario, lo conveniente es echar a la suerte la asignación de las curules.

A la suerte, porque la sede parlamentaria es ya insuficiente para cumplir sus funciones, pero tardará un par de décadas concebir, planificar y ejecutar una ampliación o construir otra en un lugar diferente, ya que la prioridad es la de superar la actual catástrofe humanitaria y abrir los cauces para una urgida reindustrialización del país. Así, vale más mejorar y muy sustancialmente la calidad de los parlamentarios y medios de selección, pagarles decentemente y darles una adecuada seguridad social, antes que dejarse tentar por los proyectos faraónicos.

Desde el fondo de la cámara, varias veces Domingo Alberto Rangel, Germán Borregales, Edwin Burguera, Moisés Moleiro, Gustavo Machado, o Jorge Olavarría, por citar algunos ejemplos, estremecían y deleitaban al país. Otro ejemplo, ¿quiénes dudan que Jóvito Villalba o Miguel Angel Carpriles, cumplidor de un periplo muy breve por el Senado, fuesen noticia aunque no estuvieran en la primera fila de las veleidades?

@sosolaguido