Andrea Yates, la madre texana que ahogó a sus cinco hijos en 2001 mientras sufría psicosis postparto, sigue internada en un hospital mental y, recientemente, rechazó la oportunidad de ser liberada. Su caso ha dejado una marca imborrable en la historia de Estados Unidos y sigue siendo un tema de debate y reflexión sobre la salud mental y la justicia.
Yates, ahora de 60 años, reside en el Hospital Estatal de Kerrville, un centro destinado a personas absueltas de delitos por razones de insanidad y comprometidas por un tribunal para recibir servicios de salud mental. Según información confirmada por New York Post, la mujer rechazó el mes pasado una audiencia que podría haber determinado si estaba capacitada para ser liberada del hospital.
Una vida en aislamiento mental
Desde su internamiento, Andrea Yates lleva una vida tranquila. Pasa sus días haciendo tarjetas de felicitación y otras manualidades, que a menudo presentan arcoíris y mariposas. Vende sus creaciones en ferias de arte y festivales, y los fondos recaudados se destinan al “Fondo Conmemorativo de los Niños Yates”, dedicado a ayudar a personas que sufren de depresión postparto.
Según el reporte de New York Post, la mujer tiene acceso a internet y frecuentemente visita el sitio web familiar lanzado por su esposo, donde puede mirar fotos de los hijos que mató: Noah de 7 años, John de 5, Paul de 3, Luke de 2 y Mary de 6 meses.
El día de la tragedia
El trágico evento ocurrió el 20 de junio de 2001. Según el testimonio en el juicio, Yates esperó a que su esposo, Rusty, se fuera a trabajar. Una vez sola, comenzó a ahogar a sus hijos uno por uno en la bañera de su casa en los suburbios de Houston. Después de cometer los asesinatos, llamó repetidamente al 911 para reportar las muertes, y luego llamó a Rusty, un ingeniero de NASA, instándole a regresar a casa.
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