Todo comienza con la decisión inequívoca y decisiva de la población venezolana, que todavía no ha sido evidenciada por un evento electoral, pero lo hará pronto. Es cuestión de días para que la soberanía que reside intransferiblemente en el pueblo, se exprese.
La defensa del voto es un acto individual en la sociedad; es decir, del propio sujeto que siendo responsable sobre sus acciones, irradia hacia el entorno. Esto opera desde que la persona el día de la elección, se dirige a su lugar de votación (que ha verificado previamente), con el documento válido para ejercer el voto, que es la cédula de identidad. Una vez en el centro electoral, revisa las listas y se coloca en la mesa respectiva a esperar su turno. Es recomendable que la persona revise cualquier normativa actualizada emanada del CNE. Lo que se ha descrito anteriormente es una defensa pasiva y es el epicentro de todo.
Una forma de defensa activa dentro del ámbito individual, es cuando agrega un valor adicional a su participación más allá de su interés o responsabilidad personal, dirigiéndose entonces a elaborar cualquier tipo de plan para incentivar o motivar a otros; lo que involucra por supuesto a comprender la forma de votar y hacerlo rápido una vez llegado a su mesa, también entender el tipo de información que se presenta en el tarjetón, sus deberes y derechos como votante, cuáles son los delitos electorales y su prevención.
La defensa del voto puede ser individual institucional, ¿Qué quiere decir esto? Esto se refiere al estatus como servidor público del ciudadano, porque se encuentra laborando normalmente para una institución del Estado o accidentalmente y por un día, al ser miembro de mesa. La defensa del voto en este caso, significa que el servidor público va a cumplir con sus responsabilidades constitucionales en dichas funciones, para que el voto de cada conciudadano (incluso el suyo) sea válido, contabilizado y promueva la acción que merece en su potencial de ser conductor de la soberanía popular.
Ciertamente que hay instituciones directamente relacionadas con la organización del evento electoral, los resultados y la proclamación del candidato ganador. Fundamentalmente una institución como las FANB, va a dar garantía de que ese resultado y la proclamación seguirán su curso normal, hasta que la transición de mando del futuro presidente se haga efectiva y en paz. Instituciones económicas del Estado que aportan energía eléctrica y combustible, tienen su gran cuota de responsabilidad por la acción directa de cada uno de sus trabajadores, para proveer consistentemente del suministro.
En general, todo funcionario a través de su poder de decisión a cualquier nivel, debe abstenerse por algún procedimiento imprevisto, de detener o desviar el curso de los hechos, la realización, conclusión y acatamiento de la voluntad ciudadana y por si solos desestimar instrucciones que vayan en contra del ordenamiento jurídico; esto también es defensa del voto.
En resumen, la amplia gama de actividades para la defensa del voto no son opciones, sino que conforman exigencias ineludibles. Desestimar la defensa del voto a nivel individual es reprochable. Por el otro lado, la obstaculización o no reconocimiento del resultado, conduce a un grave delito que deberá ser sancionado.
La defensa del voto del 28 de julio próximo, es un elemento de arranque indispensable para construir un futuro próspero para Venezuela.