El consumo problemático de drogas y una improvisada convivencia entre dos amigos fueron el combo explosivo que desencadenó hace 12 años el crimen de Walter Farías, uno de los casos más espeluznantes que se recuerde en la ciudad de Mar del Plata, Argentina.
Por: TN
Juan Ignacio Novoa fue el otro protagonista de la historia y, según declaró un testigo durante el juicio, “había matado al ‘Dibu’ (Farías) porque lo tenía cansado”. Lo asesinó a balazos, pero lo más escalofriante fue lo que ocurrió después del crimen: escondió el cuerpo casi una semana en el negocio familiar, buscó en Google cómo deshacerse de él y se decidió finalmente por comprar una motosierra para descuartizarlo.
Los restos de Farías, apenas el cráneo parcialmente quemado y cuatro dedos de una mano, los encontró un cartonero en el bosque Peralta Ramos el 21 de enero de 2012, justo el día que la víctima hubiese cumplido 27 años. Antes, otro vecino del lugar los había prendido fuego creyendo que se trataba de un perro muerto. “La escena era un espectáculo dantesco”, recordó ahora el fiscal Juan Pablo Lódola, en diálogo con TN.
Novoa fue juzgado por el crimen de su amigo y condenado a 15 años de prisión, pero dieciocho días después logró evadir esa sentencia con su propia muerte. Lo encontraron ahorcado en su celda.
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