Antonio de la Cruz: La hora de la libertad y democracia

Antonio de la Cruz: La hora de la libertad y democracia

Antonio De La Cruz

“Nunca cedas ante la fuerza; nunca cedas ante el aparente poder abrumador del enemigo.”

Winston Churchil

El 29 de julio el régimen de Nicolás Maduro asestó un golpe a la democracia venezolana, al manipular los resultados electorales y violar la soberanía popular. Este acto no solo es un ultraje contra la voluntad del pueblo, sino un desafío a los principios fundamentales de la democracia y la libertad. Los hechos hablan por sí solos: el Consejo Nacional Electoral, bajo la presión del régimen, anunció los resultados de la elección presidencial celebrada el domingo sin seguir los procedimientos establecidos, ignorando incluso las mínimas formalidades que se habían respetado en comicios anteriores.





La manipulación evidente de los resultados, que dio la victoria a Maduro con 51,2% frente a 44,2% del opositor Edmundo González Urrutia, es una clara señal de la desesperación del régimen. Contrario a estas cifras oficiales, durante el día, los conteos rápidos y las encuestas a boca de urna mostraban una victoria contundente de González Urrutia, con una diferencia abrumadora de más de 3 millones de votos. 

El lunes, al final de la tarde, Edmundo González Urrutia y María Corina Machado anunciaron los resultados de 73,2% de actas electorales que estaban en su poder: Edmundo González recibió 6.275.182 votos, mientras que Nicolás Maduro obtuvo 3.515.926. Esto refleja una ventaja de 3.515.256 sufragios a favor del candidato de la Plataforma Unitaria.

Esta disparidad es más que eso, es una prueba irrefutable de un fraude electoral masivo.

La respuesta de la comunidad internacional ha sido de preocupación y condena los resultados presentados por el CNE. Gobiernos como los de Brasil y Estados Unidos han expresado sus dudas sobre la legitimidad de estos. Sin embargo, la verdadera batalla se libra en las calles de Venezuela, donde el pueblo, con valentía y determinación, exige que se respete su voluntad. En consecuencia, Maduro y sus secuaces buscan ganar tiempo para fabricar actas y papeletas de votación con el fin de desacreditar las pruebas del golpe electoral presentadas por la  Plataforma Unitaria, asegurando la narrativa de un triunfo legítimo de Maduro.

El régimen, al elegir una transición rupturista, similar a la caída de los regímenes comunistas en Europa del Este, ha demostrado su desconexión con la realidad y su temor al poder de un pueblo unido. En lugar de buscar una salida negociada o institucional, ha optado por un camino de represión y censura, ignorando las voces de millones de venezolanos que claman por un cambio, siete de cada diez. 

Es en este contexto donde la figura de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado se erigen como un símbolo de la resistencia democrática. La victoria de González Urrutia no es solo un triunfo electoral; es una afirmación de la resiliencia del espíritu democrático en Venezuela. La lucha por la libertad y la justicia es más relevante que nunca, y el pueblo venezolano ha demostrado que no se dejará amedrentar. Ha perdido el miedo a la dictadura. 

La narrativa del régimen, que busca culpar a enemigos externos y deslegitimar las pruebas del fraude, es un intento desesperado por mantener el control. Pero la verdad es poderosa y las pruebas presentadas por María Corina y Edmundo González coinciden con los resultados de las mesas electorales. Esto no solo expone la corrupción del régimen, sino que también podría desencadenar una ruptura dentro de las fuerzas armadas, conduciendo a la desobediencia militar y policial cuando le ordenen masacrar a un  pueblo. Muchos se sienten traicionados al ser utilizados para perpetrar este megafraude.

El llamado del ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, para unificar la FANB bajo la excusa de una supuesta amenaza imperialista, es una táctica gastada. El verdadero enemigo del pueblo venezolano es el régimen de Maduro que, con cada día que pasa, muestra su verdadera naturaleza opresiva y autoritaria al perder el respaldo popular. 

En estos momentos cruciales -en las 72 horas después de haber consumado el golpe- es fundamental que la comunidad internacional, la diáspora y los defensores de la democracia se unan en apoyo al pueblo venezolano. No podemos permitir que Venezuela se convierta en otra Cuba o Nicaragua, donde la represión es la norma y la libertad un sueño lejano.

La victoria de González Urrutia y María Corina es una oportunidad para que Venezuela recupere su camino hacia la democracia y la prosperidad. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la llama de la libertad nunca se apaga. El pueblo venezolano ha hablado y su voz debe ser respetada. La historia nos juzgará por como respondamos en este momento crucial. Es hora de actuar, de apoyar y de asegurar que la voluntad del pueblo prevalezca. Porque, al final del día, la verdadera fuerza de un líder no reside en su poder, sino en la capacidad que tenga de dejar de lado sus intereses personales para respetar y trabajar por el bienestar de su gente. Es la hora de la libertad y la democracia en Venezuela. Viva la libertad, carajo!