El número de venezolanos migrantes y refugiados en Ecuador descendió a cerca de 445.000 tras haber superado en años anteriores los 500.000, según el último reporte de la Plataforma Regional Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V).
Esta plataforma, liderada en conjunto por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), registra a alrededor de 7,7 millones de personas que salieron de Venezuela en los últimos años, de los que cerca de 6,6 millones están en 17 países de Latinoamérica y el Caribe.
En Ecuador la R4V se plasma en el Grupo de Trabajo para Refugiados y Migrantes (GTRM) que, conformado por 76 miembros que incluyen agencias de Naciones Unidas y otras organizaciones, lleva a cabo respuestas intersectoriales que tratan de cubrir las necesidades de la población migrante.
La colíder del GTRM en la provincia ecuatoriana de Pichincha (cuya capital es Quito), Shareem Marquez, declaró este jueves en una rueda de prensa que esta migración sigue siendo una emergencia.
“El flujo migratorio venezolano y los demás flujos que también se han venido incrementando a lo largo de estos años” ha hecho que se haya visto la necesidad “de estar ahí y dar apoyo a las organizaciones y al gobierno local y estatal”, dijo Marquez.
Quito es la ciudad ecuatoriana que contaría con una mayor concentración de venezolanos en Ecuador, donde en un reporte realizado por esta organización, se calculó que entre julio y septiembre de 2023 se asistió de manera directa a 22.000 personas.
Dicha asistencia busca, sin solaparse con las acciones estatales, ofrecer respuestas en aquellas necesidades que puedan existir dentro de la población migrante.
Estas, en una encuesta realizada en mayo del año pasado por la plataforma, eran principalmente la alimentación, seguida del alojamiento, el empleo y los servicios médicos.
En Quito cuentan, entre otros, con el Centro de Asistencia a Migrantes, Orientación y Referencia, o Centro AMOR, donde realizan proyectos que afectan a las áreas de protección, asistencia humanitaria y de emergencia, integración socioeconómica y gestión de casos.
Bajo la intención de “llegar donde nadie más está”, con este tipo de iniciativas, además del aprendizaje y la ayuda, también buscan lograr una mayor integración de estas personas con el entorno.
“Es poder integrar a la comunidad acogida con la comunidad migrante y atacar las necesidades” que puedan tener, declaró Marquez.
Mujeres como Donna Zerpa, Belkys Mogollón y Juana Garfido abandonaron Venezuela por diversos motivos, como que el sector donde vivían “se volvió muy peligroso” o porque ya contaban con familiares en el país, para establecerse en Ecuador, donde ya llevan seis años viviendo.
Garfido y Mogollón realizaron una capacitación ofrecida por este centro en huertos, la cual además de enseñar sobre los alimentos y la manera de trabajarlos, les ha permitido comenzar a emprender, y ha funcionado como un espacio de integración tanto para personas migrantes venezolanas como de otras nacionalidades. /EFE