Las consecuencias para la salud física y mental de dormir menos de seis horas

Las consecuencias para la salud física y mental de dormir menos de seis horas

Dormir menos de seis horas aumenta el riesgo de desarrollar ansiedad y depresión (Imagen ilustrativa Infobae)

 

 

Dormir menos de seis horas por noche puede tener serias consecuencias para la salud física y mental. La falta de sueño afecta varios aspectos del bienestar, desde el estado de ánimo hasta la capacidad de tomar decisiones y la salud a largo plazo.

Sol de María

Problemas de salud mental y estado de ánimo

La falta de sueño está estrechamente relacionada con problemas de salud mental. “Sabemos que el sueño deficiente y la salud mental están inextricablemente vinculados. Las personas que duermen mal tienen el doble de probabilidades de desarrollar ansiedad y depresión que aquellas que duermen bien”, explicó Sophie Bostock, científica del sueño y psicóloga conductual, en una columna en el medio británico The Telegraph.

Este vínculo bidireccional significa que la falta de sueño puede causar problemas de salud mental y, a su vez, estos problemas pueden dificultar el sueño: un ciclo vicioso.

Dormir menos de seis horas también puede causar cambios negativos en el estado de ánimo. Maryanne Taylor, consultora de sueño de The Sleep Works, señaló en el mismo medio que “en la superficie, estarás de mal humor, frustrado e irritado”. Estos síntomas, detalla, son solo la punta del iceberg, ya que la falta de sueño también aumenta el riesgo de estrés y ansiedad, complicando aún más la capacidad de dormir bien.

La evolución ha preparado a nuestros cerebros para interpretar la pérdida de sueño como una señal de advertencia. Bostock explica que “nuestros ancestros tenían más probabilidades de mantenerse despiertos debido a depredadores que a estar revisando sus teléfonos, por lo que respondemos a la falta de sueño poniéndonos en estado de alerta máxima”. Esto significa que las personas privadas de sueño tienden a interpretar las caras neutrales como amenazas y a evitar situaciones sociales, lo que desvía recursos de la parte más racional del cerebro y afecta la capacidad de tomar decisiones lógicas.

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