Las palabras son piedras, decía el famoso escritor italiano Carlo Levi. Y la historia demuestra que a menudo pueden volver, un poco como un boomerang. Eso es lo que piensan en este momento la mayoría de los analistas brasileños.
Maria Zuppello
Las declaraciones de Lula el martes sobre Venezuela no sólo crearon desconcierto, sino también preocupación por una mayor polarización del país. Especialmente cuando Brasil se encamina hacia dos elecciones cruciales, siendo las más próximas, el próximo octubre, las municipales, seguidas dentro de dos años por las presidenciales.
Hablando por primera vez sobre la situación actual en Venezuela, el presidente dijo en una entrevista con TV Centro América, afiliada a TV Globo, que “es normal pelearse. ¿Cómo resolverlo? Presentando las actas. Si el acta muestra un desacuerdo entre la oposición y la situación actual, la oposición presentará un recurso y esperará en el tribunal a que se celebre el juicio. Y habrá una decisión, que tendremos que aceptar.
Estoy convencido de que es un proceso normal y regular”. Lástima, sin embargo, que los tribunales estén todos controlados de forma ferrea por el régimen de Maduro, a comenzar por el Tribunal Supremo de Justicia, el máximo organo de la justicia venezolana. Eso han señalado muchos periodistas brasileños en los editoriales que inundan estas horas comentando las polémicas declaraciones de Lula.
Algunos analistas como Lourival Sant’Anna aseguran incluso que las palabras del presidente brasileño contribuyen a crear una falsa equivalencia entre los grupos implicados en el proceso electoral. Además, decir que hay que esperar a que se presenten las actas «es dar tiempo al régimen de Maduro y al Consejo Nacional Electoral para limpiar las pruebas de las actas que dan la victoria al candidato opositor Edmundo González y sustituirlas por otras falsas».
Sin embargo, la del martes no ha sido la única declaración desconcertante de Lula sobre la Venezuela de Maduro. Hace poco más de un año, en una entrevista con Radio Gaucha, al ser preguntado por las razones de algunos sectores de la izquierda para querer defender al régimen venezolano, el presidente brasileño había respondido que «Venezuela tiene más elecciones que Brasil.
El concepto de democracia es relativo para usted y para mí. A mí me gusta la democracia, porque fue la democracia la que me llevó a la presidencia de la República por tercera vez». Ahora bien, es precisamente esta ecuación en la que se basó fundamentalmente la victoria de Lula sobre Bolsonaro en 2022 la que corre el riesgo de hacer perder credibilidad al presidente brasileño y de hacer perder las elecciones a su Partido de los Trabajadores, que busca con las municipales de octubre ganar las capitales que perdió en 2016 y 2020.
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