Juan Barreto Cipriani (Caracas, 1959) fue uno de los aliados clave del presidente Hugo Chávez. Periodista y sociólogo, ejerció como diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, luego fue alcalde metropolitana de Caracas (2004-2008), fundador del partido de izquierda REDES y apoyó al gobierno de Nicolás Maduro hasta hace casi una década. “Fue como en los divorcios. No es una sola cosa la que hace que se acabe una relación y se pase de la ilusión a la desilusión”, dice en entrevista telefónica con EL PAÍS sobre su ruptura con el oficialismo.
Por Maolis Castro | EL PAÍS
Debido a que Redes revalidó su registro como partido en 2017 –lo que atribuye a una retaliación por su disidencia– y pasó a ser un movimiento político, Barreto decidió respaldar la candidatura presidencial de Enrique Márquez, exrector del Consejo Nacional Electoral (CNE) y representante de la formación Centrados en la Gente, quien compitió en las votaciones del 28 de julio.
Ahora, el exalcalde pide una revisión de los resultados ante las sospechas de fraude del organismo comicial que, sin publicar pruebas del escrutinio por un supuesto hackeo de su sistema de votación automatizado, ha proclamado como presidente a Maduro. En contraste, la oposición, liderada por María Corina Machado, difundió más del 80% de las actas, recopiladas por testigos electorales, apunta a una victoria de Edmundo González Urrutia con un 67% frente al 30% del actual mandatario.
Barreto afirma que en Centrados también cuentan con una muestra significativa de los comprobantes, casi un 40% del total, que reflejaría la derrota. Como un político que conoció íntimamente al actual régimen y que aún se considera chavista, añade que en este momento Maduro está “replegado sobre sí mismo, cerrado, y por eso la situación es muy delicada”.
P. ¿Qué detalles puede ofrecer sobre la represión en sectores populares que rechazan los resultados del CNE?
R. Tengo información general, no he sido testigo. Sé de denuncias, lo que es preocupante, y debe ser investigado por los organismos nacionales e internacionales de defensa de derechos humanos. Los jóvenes que han sido asesinados en protestas deben ser resarcidos, no criminalizar a la protesta. En esas manifestaciones espontáneas, porque nadie las convocó, hay de todo. Enrique Márquez y yo queremos la paz, que no se decrete o imponga a la fuerza, sino que se construye con la publicación de los resultados.
P. ¿Hay una reedición de la Operación Tun Tun (consistió en allanamientos y arrestos de opositores en 2017)?
R. No lo sé. Quiero ser muy cauto, responsable, no caer en ningún tremendismo. Hay que tener en este momento mucha inteligencia emocional.
P. ¿Qué posibilidades hay de que Maduro se prepare, en caso de no comprobar su victoria, para una salida negociada?
R. En este momento, Maduro está atrincherado. Ellos tomaron una decisión política de alto riesgo, de mantenerse en el poder. Habrá que ver si eso es legítimo y se corresponde con los resultados electorales. Es lo que queremos ver. Está preparándose para negociar en mejores condiciones. Con las medidas que está tomando está creando las condiciones para “re-moralizar” a sus filas, y particularmente a la segunda línea, que se encuentra desmoralizada. Está tratando de prevenir reventones, de unificar su fuerza interior y construir un bloque internacional –por más débil que sea– y así negociar desde una posición de fuerza, lo que por ahora no ha logrado. Todo esto se resuelve por la vía de la negociación. Ojalá Maduro lo entienda. Él es muy inteligente, a veces lo subestiman. Se está preparando para una negociación, que no es ahora. Eso también pasa por cerrarse, en este momento él está replegado sobre sí mismo, cerrado, por eso la situación es muy delicada. La sociedad no puede caer en provocación, no podemos salir de la protesta pacífica y democrática.
P. ¿Está llevando al límite una posible negociación?
R. Es posible que ese sea el escenario. Ahora, ¿qué negociaría Maduro? Hay que ver, porque él también ha llevado lo suyo. Tiene una recompensa sobre su cabeza, una orden de captura internacional, una investigación en la Corte Penal Internacional por presuntas violaciones a derechos humanos. Hay un bloqueo sobre el país, sobre su economía, que ha afectado también su capacidad de hacer política. Eso hace que se atrinchere, porque no tiene garantías. El costo de salida y entrega es muy alto en comparación con el de permanencia, y ellos están apostando por la permanencia.
P. ¿Cómo se negocia con Maduro?
R. Esta pregunta se le debe hacer a los presidentes Gustavo Petro, Luiz Inácio Lula da Silva, y los que están tratando de negociar. Lo primero es dar muestras de buena voluntad, generar confianza y garantías. La comunidad internacional, y particularmente los Estados Unidos, ha sido muy tosca a la hora de establecer sanciones, sobre todo personales. A Maduro se le está acorralando y en situaciones así, él actúa como lo está haciendo.
P. ¿Quiénes ganan y pierden en caso de que se recrudezca el conflicto en Venezuela?
R. Está perdiendo toda Venezuela. Maduro ganando pierde, porque es difícil mantenerse en el poder a punta de porrazos y amenazas, con una legitimidad de origen cuestionada. Comienza un nuevo periodo de gobierno bajo sospecha de un sector importante de la población y con sus filas desmoralizadas, confundidas. Además, le será difícil gestionar el bloqueo internacional con América Latina en contra.
P. Dentro de las fuerzas que operan todavía en el gobierno: ¿Cree que pueda producirse un quiebre?
R. Es una fantasía pensar en un quiebre dentro del Gobierno de Maduro. En diferentes eventos se ha apostado al quiebre del madurismo y eso no ha ocurrido y pareciera que no ocurrirá. No se niega que ellos tengan contradicciones, incluso severas, pero no los llevan a una ruptura. Ese tampoco es el camino, sentarse a apostar a ese quiebre. Hay que aferrarse a la Constitución.
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