Carlos Moreno: Se nos complica la realidad

Carlos Moreno: Se nos complica la realidad

Las redes siempre han sido océanos donde convergen una que otra verdad, corrientes imparables de falsedades y profundidades abismales de banalidad.

Pero allí seguimos miles de millones conectados a cada minuto desde cualquier parte del planeta. Son océanos que dejan ver las bondades y los demonios por igual de sociedades enteras, del primer mundo o del tercero.

Más allá de ese entorno peligrosamente adictivo para la naturaleza humana enganchada al scroll, representan el sistema de comunicación directa, multidireccional e interactiva jamás creado por el hombre.





Y no es que naciera enorme como hoy día, es que la propia humanidad alimentó el sistema, como es costumbre. Otorgamos a las redes el poder de crecer exponencialmente porque así lo dictó la tendencia y porque sus algoritmos perfectamente construidos para funcionar como neurotransmisores permitieron a cada humano expresarse libremente ante millones.

Sentimos el poder de comunicar, de ser leídos, vistos o escuchados, por narraciones muy cercanas a la verdad, por ficciones, por argumentos manipuladores, por buenas o malas ideas y por inagotables fruslerías.

No pretendo extenderme a las clasificaciones generacionales y sus tendencias de uso de las redes. Ya eso está documentado, y se sigue documentando activamente.

Lo que sí deseo compartir es una idea muy breve.

Ahora en el universo de las redes sociales no solo estamos los humanos, y las grandes corporaciones con sus códigos, sino que entran en juego los potentes algoritmos de la inteligencia artificial.

Si ya los debates por la consistencia o no de nuestros sentidos para distinguir lo real de lo falso nos legó importantes corpus de ideas y experimentos que han terminado por confirmarnos que nuestra visión, oído, tacto, olfato y gusto no bastan para determinar que algo es real, sino muy seguramente alcanzan solo para hacer las representaciones mentales inferidas por Bertrand Russell, ¿qué nos toca ahora cuando lo que comúnmente aceptamos por real tras un consenso general, no es más que un nuevo tipo de simulación hiperreal?

La IA es una herramienta hasta tanto no lleguemos a la AGI (Inteligencia Artificial de tipo General), que ya veremos, llegados a ese punto, si se reformula su definición esencial.

Y como herramienta puede ser usada para cualquier fin, y además por aquellos que aprendan a controlarla desde sus códigos y arquitecturas, o incluso aquellos que usan aplicaciones gratuitas, abiertas o de pago.

Los modelos se hacen cada vez más y más poderosos y los humanos cada vez más adictos y propensos a hacerse eco de falsedades.

Para seguir navegando en esos océanos será cada vez más necesaria la capacidad de dudar y de cuestionar. El periodismo tiene una altísima responsabilidad en ello por su naturaleza hacia el contraste y la verificación. Las fuentes de sólida reputación serán resguardo.

Si por el contrario la aceptación de la simulación gana los terrenos, para ese momento ya seremos cautivos de algo que no podremos dominar.