La Convención Nacional Demócrata terminó este jueves luego de 4 días de fiesta del partido en Chicago, donde se presentaron en el escenario decenas de líderes nacionales y de todos los estados, además de artistas, deportistas, víctimas de violencia de todo tipo, policías, veteranos, militantes de derechos humanos y hasta un republicano que votaría a Kamala Harris.
Por Clarín
La candidata, que tomó la posta que dejó Joe Biden hace apenas un mes, aceptó la nominación junto con su compañero de fórmula, Tim Walz. Aquí algunas claves de este encuentro y del futuro del partido.
1) El partido de la unidad y la alegría
La convención mostró que la decisión de Biden de dar un paso al costado y apoyar la candidatura de Harris tras las fuertes presiones de los líderes demócratas dio sus frutos.
El partido logró una energía como hace muchos años no se veía y que muchos comparan con la de la campaña de Barack Obama del 2008. El entusiasmo entre los delegados era desbordante.
A diferencia de la Convención Republicana de julio, los delegados llegaban bien temprano y en general escuchaban atentamente todos los discursos, no solo los del prime time. Si bien todos reconocieron a Biden su gestión y su decisión de bajarse, hubo alivio de que diera un paso al costado. El partido se mostró unido y sin dudas sobre la capacidad de su nueva candidata.
La clásica carcajada de Kamala y el aire descontracturado y bonachón de Walz parece ser el sello de los nuevos tiempos. La palabra “alegría” se escuchó en casi todos los discursos, en contraste con lo que describieron como una visión oscura, violenta y divisiva de Trump.
“Con estas elecciones, nuestra nación tiene una oportunidad preciosa y fugaz de dejar atrás la amargura, el cinismo y las batallas divisorias del pasado. Una oportunidad de trazar un nuevo camino hacia adelante”, dijo Kamala.
Hubo música, DJs, la gente bailaba, y los influencers transmitían desde el piso. Había un clima de fiesta y entusiasmo y esperanza que claramente hubiera sido distinto si Biden era candidato. Kamala –algunos la calificaron de “guerrera alegre– logró energizar y unir al partido para solo enfocarse en combatir a Trump.
2) Los ataques contra Trump y los valores
Durante la Convención Demócrata de 2016 se intentó no cargar demasiado duro sobre Trump, que les lanzaba ataques continuos. En ese entonces, Michelle Obama decía en un recordado discurso que “cuando ellos van bajo, nosotros vamos alto”.
Pero esa elección, Hillary Clinton la perdió y, 8 años después, la estrategia ha cambiado. Barack Obama mencionó la obsesión del expresidente por los tamaños de las multitudes, pero bajó la cabeza, se miró las manos y sonrió, y todos entendieron que replicaba el gesto de Trump sobre el tamaño de sus partes íntimas.
Michelle lo acusó de tener privilegios de ricos y de emitir “mentiras feas, misóginas y racistas como sustituto de ideas y soluciones reales que realmente mejorarán la vida de las personas.”
Kamala lo acusó de humillarse ante dictadores, de poner en peligro la democracia, de traicionar los valores estadounidenses y lo consideró “un hombre poco serio”.
En contaste, Kamala y Walz buscaron mostrarse como los candidatos que defienden los valores familiares, de comunidad, fe, de tratar al prójimo con respeto, amabilidad y compasión.
3) Libertad
Fue el mensaje que atravesó toda la Convención y será el eje de la campaña hasta el 5 de noviembre. Y por algo Kamala eligió la canción Freedom, de Beyoncé, como himno de su campaña.
“En estas elecciones, están en juego muchas otras libertades fundamentales: la libertad de vivir a salvo de la violencia armada en nuestras escuelas, comunidades y lugares de culto; la libertad de amar a quien amas abiertamente y con orgullo; la libertad de respirar aire limpio, beber agua limpia y vivir libre de la contaminación que alimenta la crisis climática; y la libertad que abre el camino a todas las demás: la libertad de votar”, dijo Kamala en su discurso.
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