Matteo Cannia estaba sentado en un banco con vista al mar en Porticello, la medianoche del pasado domingo. Hacía demasiado calor para dormir.
Por BBC
Este hombre de 78 años, pescador desde los 10, vio los primeros relámpagos. “Escuché los truenos y el viento y decidí volver a casa”, dijo.
“A medida que la tormenta crecía, todos se despertaron. El agua entraba a la casa de mi amigo”.
Alrededor de las 4:15 am hora local, Fabio Cefalù, un pescador que debía salir aquella salvaje mañana del lunes, vio de repente la luz de una bengala.
Aunque había decidido no zarpar, cambió de opinión y se lanzó al mar para averiguar qué estaba pasando y sólo encontró cojines y tablas de madera que flotaban.
El yate de lujo Bayesian, amarrado a sólo unos cientos de metros de distancia, ya se había hundido.
Todo sucedió en un lapso de 16 minutos de desastre, caos y tormento, que llevó a un tranquilo puerto pesquero de Sicilia a los titulares de los medios internacionales.
De las 22 personas a bordo del Bayesian (12 pasajeros y 10 tripulantes), 15 lograron subir a una balsa salvavidas cuando el yate comenzó a volcarse. Las otras 7 nunca lograron salir.
Charlotte Golunski, una mujer británica, cayó al agua con Sophie, su hija de un año.
Golunski contó que sostuvo a su bebé en el aire con todas sus fuerzas para evitar que se ahogara. “Todo estaba oscuro a mi alrededor y lo único que podía oír eran los gritos de los demás”.
Ella, su bebé y su esposo James estuvieron en la lista de los rescatados por el capitán de un velero cercano. Atrapado dentro del Bayesian que se hundía estaba su colega Mike Lynch, uno de los principales empresarios tecnológicos del Reino Unido, apodado “el Bill Gates británico”.
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