El presidente electo Edmundo González Urrutia aterrizaba, este domingo, en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), para iniciar su exilio en Madrid, ante el miedo de ser detenido por el régimen de Nicolas Maduro. Por ahora, la líder de la oposición, María Corina Machado (MCM) permanece en Venezuela y aseguró, en su cuenta de X, antes Twitter, que «esta lucha es hasta el final y la victoria es nuestra».
Por eldebate.com
Julio Borges, expresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, es otra gran figura de la oposición que mantiene viva la batalla por la justicia desde el exterior. El político y abogado venezolano ha concedido una entrevista a El Debate para analizar las últimas embestidas del régimen de Maduro y hablar sobre qué le espera a Venezuela, ahora que el presidente electo ha abandonado el país.
–¿Qué implica la salida de Edmundo González Urrutia para el futuro de Venezuela?
–Lo primero es que no sorprende esta situación. Edmundo González, María Corina Machado y casi toda la dirigencia ha estado sometida a una persecución criminal desde el 28 de julio, tras el enorme triunfo del pueblo venezolano sobre la dictadura. En el caso de Edmundo, al ser el candidato ganador, la persecución ha sido bestial: la justicia de la dictadura lo ha investigado, lo ha citado a declarar, le ha emitido una orden de arresto y hace unos días el propio fiscal de Maduro lo condenó públicamente. Ayer mismo vimos como el régimen le retiró el permiso de custodia de la sede diplomática de Argentina a un Gobierno de izquierdas como el de Brasil, lo que deja la puerta abierta para que Maduro entre a la embajada de Argentina y aprese a seis colaboradores de Edmundo y María Corina. De manera que toda la dirigencia está bajo asedio y la salida de Edmundo es comprensible, dado el nivel de violencia de Maduro.
Hay que decir también que detrás de esta salida del país de Edmundo González está la mano de Rodríguez Zapatero y el Gobierno de Pedro Sánchez, quien nuevamente le lavan el rostro a Maduro. En lugar de decirle a Maduro que detenga la represión contra Edmundo y María Corina Machado, lo que hicieron fue toda una triangulación para ayudar a la dictadura a exiliar opositores. Sin embargo, soy optimista y creo que esta salida de Edmundo tiene que servir para que él mismo encabece toda una cruzada internacional para meterle mayor presión a todo el bloque de poder en Venezuela y que se termine de fracturar la dictadura podrida de Maduro.
–¿Qué pasará el próximo 10 de enero cuando se tenga que producir el intercambio de poderes?
–Hay que poner toda la presión interna y externa para que antes del 10 de enero Edmundo González regrese a Venezuela y se juramente como presidente como ordena la Constitución. Duplicó a Maduro en la votación y el mundo y el pueblo lo saben de sobra. Para ello, hay que relanzar la protesta de calle y en eso está María Corina Machado, a quien hoy reivindico aún más por su valentía y su espíritu de lucha en Venezuela. Pero también es necesario que todas las democracias entiendan que se requiere más presión, es fundamental unirse a la denuncia de la Corte Penal Internacional y la jurisdicción universal, para que se emitan ordenes de captura contra Maduro y sus cómplices. Por otro lado, las sanciones personales deben retomarse con más fuerza sobre familiares y cómplices de esta dictadura. Y, por último, toda la izquierda mundial debe deslindarse de Maduro y catalogarlo como lo que es: un dictador que se sostiene por Rusia, China, Cuba e Irán.
–¿Qué papel debería jugar España en el futuro de Venezuela?
–El Gobierno de Pedro Sánchez hasta ahora ha estado secuestrado por la agenda de José Luis Rodríguez Zapatero, quien es una especie de canciller de Maduro, no de ahora desde hace varios años. Lo digo con conocimiento de causa, yo estuve en la negociación de República Dominicana donde Zapatero fue mediador y puedo decir que siempre operó para debilitar las exigencias de la oposición con respecto a la democracia y fortalecer la dictadura. Si Pedro Sánchez quiere salvar su nombre de esto, tiene que aclarar el papel de Zapatero en la política exterior de España hacia Venezuela, liderar el bloque europeo contra Maduro como ha debido hacer España y debe iniciar investigaciones contra todos los testaferros del régimen que viven como reyes en España gracias a la corrupción de Maduro. Darle todo el espacio a Edmundo González para que siga luchando por la libertad de Venezuela.
Pedimos a Sánchez que reconozca a Edmundo González como el presidente electo, que ganó las elecciones del 28 de julio. Esto es un tema político que debe expresarse con ese reconocimiento
–¿Qué papel cree que ha jugado y juega Zapatero en las negociaciones entre el régimen chavista y el Gobierno?
–Hay que decir que ha sido el arquitecto de todo lo que se ha fraguado, su silencio desde el 28 de julio nos indicaba que en algo macabro estaba y la salida de Edmundo de Venezuela nos los confirma. Zapatero tiene demasiados intereses en juego en Venezuela, se ha convertido en una especie de canciller/asesor de Maduro.
Nuevamente, Zapatero saldrá a reivindicar su posición como mediador y a decir que gracias a él Edmundo está a salvo y se lograron liberaciones de presos en Venezuela, nadie debe caer en esa farsa en España. Todo esto es una artimaña para arrebatarle el triunfo histórico que el 28 de julio logró el pueblo, María Corina y Edmundo. Pero no lo lograrán.
–¿Cuál es el camino a seguir en Venezuela?
–María Corina Machado va a seguir conduciendo el proceso como lo ha hecho de manera extraordinaria. Ella es la líder indiscutible de la oposición y creo que lo que ha pasado reivindica más la valentía, la determinación y mística de la lucha que ella encabeza. Ahora bien, lo que tiene que venir ahora es una escalada de presión del mundo entero contra Maduro, hay que responderle en los mismos términos con los que él actúa, llamarlo dictador y tratarlo como tal.
Hay que ponerle más presión a la CPI, ya esta semana el Gobierno de Uruguay se sumó al proceso y también 31 expresidentes enviaron una comunicación al fiscal. Este proceso debe derivar inevitablemente en órdenes de arresto contra Maduro y su círculo íntimo. Pero los países también pueden utilizar la jurisdicción universal para procesar a corruptos y violadores de derechos humanos en Venezuela.