¿Sabían los cinco submarinistas del Titan que estaban en peligro de muerte antes de que su sumergible hiciera implosión hace 15 meses?
Los expertos públicos llevan mucho tiempo respondiendo afirmativamente a esta pregunta.
Sin embargo, los dos primeros días de la audiencia formal de un grupo de la Guardia Costera sobre el desastre, que comenzó el lunes, han planteado preguntas básicas sobre esa sombría conclusión y han recogido testimonios detallados que apoyan una conclusión poco sensacionalista.
“Durante todo el descenso”, afirma el informe inicial de la Junta de Investigación de la Marina, “la tripulación no envió ninguna transmisión que indicara problemas o alguna emergencia”.
Esa conclusión se centra en el examen oficial de las comunicaciones entre el sumergible y su nave nodriza, así como en el análisis pericial del último acto conocido del sumergible: la caída de sus pesos.
En tiempos normales, el Titán contaba con un gran armazón de pesas sujetas a su parte inferior para hacer que el sumergible pesara más y acelerar su descenso. Al acercarse al fondo del mar, la nave se deshacía de parte de las pesas para lograr una flotabilidad neutra, es decir, que no subiera ni bajara. Luego, al final de la inmersión, se desprendería de más pesas para adquirir flotabilidad positiva y comenzar el lento ascenso.
En caso de emergencia, el sumergible también podía deshacerse de todas sus pesas a la vez, lo que lo lanzaría a toda velocidad a la superficie.
Inmediatamente después de la tragedia, los medios de comunicación y las redes sociales citaron a expertos que defendían esta hipótesis de crisis. Los expertos dijeron que la caída del peso indicaba que los miembros de la tripulación sabían que estaban en grave peligro y estaban luchando por realizar un ascenso de emergencia.
Robert Ballard, oceanógrafo estadounidense a quien a menudo se atribuye el descubrimiento del Titanic en 1985, declaró a ABC News que los miembros de la tripulación “empezaron a bajar el peso y a ascender a la superficie, pero nunca lo consiguieron”. Y añadió: “Estoy seguro de que intentaban aligerarse y volver a casa, pero el propio casco implosionó”.
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