El 21 de septiembre no solo marca el inicio de la primavera en muchas partes del mundo, sino que también es un día significativo en la agenda global: se celebra el Día Internacional de la Paz. En este contexto, una curiosa tradición ha cobrado fuerza en los últimos años: regalar flores amarillas. Este gesto simbólico ha ganado popularidad, especialmente entre los jóvenes, y se ha convertido en un emblema de esperanza y amistad, Venezuela no ha sido la excepción.
Por lapatilla.com
La conexión entre las flores amarillas y el Día Internacional de la Paz se ha vuelto un tema recurrente en redes sociales. En la psicología el amarillo es un color que simboliza la alegría, la esperanza y la amistad. Este significado se ha entrelazado con la cultura popular gracias a la serie argentina Floricienta, donde la protagonista anhela recibir flores amarillas, lo que globalizó más el tema en la memoria de sus seguidores.