El ataque por tierra, mar y aire de Hamás contra el sur de Israel del 7 de octubre no tiene precedentes. El pánico y la confusión que desató hizo que no pudieran establecerse de inmediato muchos detalles de lo sucedido.
Casi un año después, el balance del asalto se eleva a 1.205 muertos, incluyendo a los rehenes tomados por Hamás que murieron en cautiverio.
A continuación, un relato cronológico del día más mortífero en la historia del Estado de Israel.
Ataque sorpresa
A las 06H29, el ejército israelí detecta miles de cohetes lanzados desde la Franja de Gaza hacia los pueblos fronterizos del sur del país.
El movimiento islamista Hamás, que gobierna en Gaza, reivindicó haber disparado unos 5.000 proyectiles en una ofensiva bautizada “Operación inundación de al Aqsa”, en referencia a la mezquita situada en Jerusalén Este, anexionado por Israel, y considerada el tercer lugar más sagrado del islam.
El sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro de Israel se activó, pero rápidamente se vio superado por la intensidad del fuego.
En paralelo, combatientes de Hamás, que el grupo cifró posteriormente en 1.200 efectivos, cruzaron la frontera en motos, camionetas pick-up y en parapentes motorizados.
Usaron explosivos y buldóceres para romper la valla que separa Gaza de Israel y atacaron casi 50 lugares distintos, desde comunas agrícolas (kibutz) a bases militares e incluso un festival de música.
Los milicianos palestinos asesinaron masivamente a los asistentes de ese festival y fueron puerta por puerta en las comunas agrícolas, ejecutando a sus residentes.
En marzo, un informe de Naciones Unidas estableció que había “motivos razonables para creer” que se cometieron violaciones durante el ataque. También halló “informaciones claras y convincentes” de que algunas rehenes capturadas ese día fueron violadas.
Lenta respuesta del ejército
A las 08H30, los combatientes islamistas habían asaltado siete bases militares: Erez, junto a la parte norte de la Franja de Gaza, Nahal Oz frente a Ciudad de Gaza, dos situadas cerca del kibutz de Beeri, otra en Reim cerca del centro de Gaza y dos más en el sur, cerca de la frontera con Egipto.
Los habitantes de los kibutz próximos a Gaza tuvieron que luchar ellos mismos contra los atacantes durante horas porque el ejército tardó en acudir en su ayuda.
Más tarde, los supervivientes contaron el miedo que pasaron en los refugios de sus casas mientras los milicianos de Hamás intentaban derribar sus puertas o cómo tomaron las armas que tenían a su alcance y salieron a frenar el asalto.
En el festival de música Nova, que reunió a unas 3.000 personas en una zona de campos y bosques a muy pocos kilómetros del centro de la Franja de Gaza, los combatientes islamistas perpetraron durante horas una matanza que acabó con al menos 370 vidas.
En el kibutz de Beeri, una de las comunidades más castigadas, los primeros refuerzos individuales llegaron “a partir de las 13H30”, admitió el ejército en un informe posterior.
No fue hasta las 16H15 que llegó una división completa para organizar una evacuación coordinada de los supervivientes y retomar el control del pueblo.
El ejército anunció ese día sobre las 18H00 que tanto soldados como civiles habían sido capturados por los asaltantes de Hamás y llevados a Gaza.
Rehenes
Los milicianos islamistas secuestraron un total de 251 rehenes el 7 de octubre. Entre ellos había 44 asistentes del festival Nova y al menos 74 habitantes del kibutz Nir Oz.
Algunos de ellos, incluidos soldados, ya estaban muertos cuando los atacantes tomaron sus cuerpos y se los llevaron a Gaza, dijo el ejército.
Ciertos rehenes podrían haber muerto por fuego amigo. En el kibutz Beeri, por ejemplo, varios testigos explicaron a los medios israelíes que un tanque disparó contra una casa donde había 14 personas retenidas por Hamás.
La orden de disparar podría enmarcarse en la “Directiva Aníbal” que, según el diario israelí Haaretz, se aplicó al menos tres veces ese día.
Este protocolo permite el uso de la fuerza para evitar que soldados israelíes sean capturados.
“Estamos en guerra”
A las 11H34, rompiendo el habitual descanso del sabbat, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ofreció un discurso televisado a la nación: “Estamos en guerra”.
Por la tarde, el ejército llamó a 360.000 reservistas para reforzar unas fuerzas armadas que normalmente cuentan con 170.000 efectivos, entre soldados de carrera y quienes cumplen con el servicio militar obligatorio.
Israel empezó rápidamente un implacable bombardeo de Gaza, un pequeño territorio palestino de 2,4 millones de habitantes gobernado desde 2007 por Hamás.
Un periodista de la AFP informó de un primer ataque sobre Gaza a las 10H39 de la mañana del 7 de octubre. Desde entonces, el enclave ha quedado arrasado por constantes ataques aéreos.
La ofensiva de represalia israelí ha matado al menos a 41.431 personas en Gaza, la mayoría de ellos civiles, según datos del Ministerio de Salud del territorio gobernado por Hamás que la ONU considera fiables.
Al caer la noche del 7 de octubre, los soldados continuaban buscando a atacantes armados que se hubieran podido quedar dentro de Israel. Los civiles estaban aterrorizados en sus casas y las calles estaban desiertas.
El 10 de octubre, el ejército comunicó que había retomado el control de todo el territorio asaltado por las milicias de Hamás. AFP