Tras meses de estabilidad, la brecha entre el precio oficial del dólar y su cotización en el mercado negro se abre en Venezuela, un fenómeno que podría impulsar de nuevo la inflación en un país sumido en la tensión política.
El diferencial está alrededor de 20%.
Un dólar equivale a 36,81 bolívares según el cambio oficial del miércoles, pero sobrepasa los 44 en el mercado paralelo que surgió a la sombra de un férreo control cambiario que duró más de 15 años y que el gobierno de Nicolás Maduro empezó a desmontar en 2018 en un proceso de dolarización informal.
Bajo amenazas de cierres y multas, las autoridades obligan a supermercados y otros comercios formales a regirse por el cambio oficial, y así los venezolanos han debido remar contra el alza de los precios de los productos en dólares, convertidos en referencia en los anaqueles.
Las transacciones en bolívares venían ganando fuerza mediante tarjetas de débito (el uso de efectivo es muy limitado por la pérdida de valor de los billetes). Pero si la brecha cambiaria sigue aumentando, la moneda local volverá a quemar en las manos.
La situación “genera una presión importante sobre los precios, tanto en bolívares como en dólares, y distorsiones en los medios de pago”, explica a la AFP el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma financiera Ecoanalítica.
“La gente trata de pagar en bolívares, desprenderse de los bolívares, pero los comercios y las empresas tratan de recibir más pagos en dólares para tratar de protegerse”, explica Oliveros.
Así, la demanda de divisas crece, empujando al alza al dólar en el mercado negro.
La inflación en Venezuela es aún una de las más altas del mundo, pero se ha moderado: el índice a 12 meses se ubicó en 35,5% en agosto, según el Banco Central. Fue de 686,4% en 2021, 234% en 2022 y 189,8% en 2023.
Alcanzó un pico histórico de 130.000% en 2018, en el cenit de una hiperinflación que fue uno de los factores que llevó a más de siete millones de venezolanos a migrar.
Ecoanalítica proyecta que la inflación en dólares será de 11% este año.
La brecha cambiaria reaparece en momentos de inestabilidad política, con la oposición denunciando un fraude en la reelección de Maduro el pasado 28 de julio.
– ¿Sobrevaluación? –
La tasa de cambio oficial lleva todo el año entre 36 y 37 bolívares por dólar, estabilidad forzada por el gobierno con una constante inyección de dólares en el mercado.
Más de 3.700 millones de dólares fueron usados a tal fin en 2024 hasta mediados de septiembre, según la consultora Aristimuño Herrera & Asociados. A estas alturas en 2023 el monto era de unos 3.000 millones de dólares y cerró el año por encima de los 4.700 millones.
Aun así, “la oferta es insuficiente para satisfacer la demanda”, señala a la AFP César Aristimuño, director de la firma.
Esta política, sostiene a su vez Oliveros, ha llevado a una “sobrevaluación” del bolívar. El tipo de cambio oficial, explica, “está rezagado” mientras “la demanda se canaliza en el mercado paralelo”.
Para controlar la inflación, el gobierno enfocó esfuerzos en restringir la demanda con severos ajustes. El salario mínimo se ha mantenido congelado desde 2022, diluido del equivalente a 30 dólares mensuales a menos de 4, pero fijó bonos complementarios que llevan el llamado “ingreso mínimo integral” a unos 130 dólares por mes.
Además, desde marzo de 2002, está vigente un impuesto de 3% para transacciones en dólares.
La semana pasada, Maduro ordenó cerrar el Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX), que se encargaba de la administración del control cambiario. “Pasamos la página”, justificó el mandatario.
– Incertidumbre –
Campañas en redes sociales como Instagram o Tik Tok han criticado a comercios que usan la tasa del mercado negro, y muchos usuarios amenazan con boicotear negocios que no cobran al tipo de cambio oficial.
Tanto Oliveros como Aristimuño piensan que el gobierno tiene margen de maniobra para atajar el problema con una mayor oferta de dólares, cuando la producción petrolera se vio beneficiada por las licencias de Washington a trasnacionales como Chevron para operar en Venezuela pese a las sanciones que impuso a Caracas.
No obstante, las recrudecidas tensiones políticas añaden incertidumbre, con Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de América Latina desconociendo la reelección de Maduro.
AFP