Cuando abrimos el grifo, esperamos que el agua que fluye sea pura y libre de contaminantes. En Miami-Dade, este deseo se hace realidad gracias a un riguroso proceso de tratamiento.
Por Mundo Deportivo
La planta de tratamiento Alexander Orr juega un papel fundamental, proporcionando agua potable a los hogares desde la 8 hasta la calle 248 del suroeste del condado.
El proceso de abastecimiento de agua potable en Miami-Dade
Miami-Dade cuenta con varias plantas de tratamiento que proporcionan agua potable a aproximadamente 2,3 millones de residentes. Según Roy Coley, director del departamento de Agua y Alcantarillado del condado, la ubicación de sus pozos de agua está protegida contra el desarrollo urbanístico, lo que minimiza la contaminación del acuífero de Biscayne.
Sin embargo, el monitoreo constante es esencial para detectar posibles problemas, como filtraciones de gasolineras antiguas o contaminantes emergentes, que son químicos de uso doméstico que pueden afectar el medioambiente y las fuentes de agua.
Coley enfatiza la importancia de la prevención: “Es mucho más fácil evitar que los contaminantes entren en el suministro de agua que permitir que lleguen allí y luego intentar eliminarlos”. Gracias a estas medidas, Miami-Dade se asegura de que el agua que llega a los hogares sea segura y de alta calidad.
El riguroso proceso de purificación del agua en Miami-Dade
El agua potable en Miami-Dade pasa por un extenso proceso de purificación antes de llegar a nuestros hogares. Desde su extracción del acuífero hasta su tratamiento en el centro, cada paso es crucial para garantizar que el agua sea segura para el consumo. A continuación, se detallan las etapas principales del proceso:
Adición de cal: Se incorpora cal al agua para ablandarla, purificarla y mejorar su claridad.
Desinfección: Se añaden cloro y amoníaco, formando cloramina, que protege el agua contra bacterias.
Filtrado: El agua se somete a una serie de filtros que eliminan químicos y otras impurezas.
Fluoruro y agentes anticorrosivos: Se agregan pequeñas cantidades de fluoruro y un compuesto para reducir la corrosión en las tuberías.
Control de calidad: Microbiólogos y químicos realizan pruebas continuas; se analizan unas 320 mil muestras al año para asegurar que los contaminantes estén dentro de los límites federales.
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