El doctor que trasplantaba testículos de cabras a hombres para mejorar su virilidad

El doctor que trasplantaba testículos de cabras a hombres para mejorar su virilidad

John Romulus [más tarde Richard] Brinkley (1885-1942) practicó "medicina caprina".

John Romulus [más tarde Richard] Brinkley (1885-1942) practicó "medicina caprina". John Romulus [más tarde Richard] Brinkley (1885-1942) practicó "medicina caprina".

 

Una noche de 1917, un granjero, preocupado por su libido, visitó al doctor de un pequeño pueblo de Kansas, EE.UU.

Por la BBC News

Por mucho tiempo, no había tenido una erección, le confió: “Es como una llanta pinchada”.

“He ido a muchos médicos y gastado un montón de dinero, y ninguno de ellos me ha hecho ningún bien”.

“He tenido muchos casos como el suyo”, le respondió el doctor. “He usado sueros, medicinas y electricidad para hombres sexualmente débiles. No creo que haya beneficiado a ningún paciente con ninguno de ellos”.

“La ciencia médica no sabe nada que pueda realmente ayudar en una condición como la suya”, sentenció.

Mirando por la ventana, vio unas cabras e hizo un comentario al aire: “No tendrías ese problema si fueras un macho cabrío”.

“¿Si tuviera los testículos de un macho cabrío? ¡Póngamelos!”, exclamó el granjero.

“Podría matarte”, le advirtió el médico.

“Pero vale la pena el riesgo”, fue la respuesta del granjero.

Esta es una versión de la conversación.

Hay otras, con más detalles, varios difíciles de confirmar pues esta es una historia con pinceladas de leyenda.

Pero por increíble que te pueda parecer, es real.

Y se recuenta no sólo porque es peculiar sino también porque ilustra cuán ávida de panaceas puede llegar a estar la gente, y cuán difícil es controlar a los curanderos.

El protagonista

John R. Brinkley, el doctor, no llevaba mucho más de dos semanas atendiendo pacientes en la farmacia donde el granjero lo consultó.

Había llegado tras ver un anuncio que decía: “Milford, Kansas, población de 2.000. Necesitamos un médico”.

Cuando fue a explorar la posibilidad, descubrió un error tipográfico: la población en realidad era de 200 habitantes.

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