La famosa y fantasmagórica festividad de octubre, Halloween, comúnmente se asocia a Estados Unidos, pero lo cierto es que su verdadero origen no reside allí. La tradición tiene un origen mucho más profundo y diverso, que la mayoría de la sociedad no conoce.
Por larazon.es
La percepción común de Halloween como una celebración americana no refleja la rica historia y las tradiciones que la preceden. Al explorar sus raíces, se descubre un legado cultural que ha viajado a través del tiempo y las fronteras, revelando una conexión con antiguas costumbres y celebraciones que han evolucionado y perdurado en diferentes contextos a lo largo de los años.
¿Dónde reside el verdadero origen de Halloween?
Su origen se remonta a tradiciones celtas que han perdurado a lo largo de más de 2000 mil años en Irlanda tal y como explica la revista “el viajero”. Los antiguos celtas celebraban el Samhain, un festival que marcaba el final de la cosecha y el inicio del invierno, y se conmemoraba en la noche del 31 de octubre. Este momento de transición, entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, traía consigo la oscuridad y, con ella, un sinfín de leyendas. La llegada de la oscuridad no solo anunciaba un cambio en la naturaleza, con días más cortos y árboles despojados de hojas, sino que también simbolizaba el final de un año y el comienzo de otro.
Debido a todos estos acontecimientos que ocurrían simultáneamente, los druidas (sacerdotes sagrados en la época céltica), hacían numerosas ofrendas a sus dioses para pedirles una buena cosecha con el cambio de tierras. Además de ello, encendían hogueras en hogares y colinas, representando al sol y llenando la noche de luz. Vestidos en trajes que evocaban personajes de la mitología celta, los clanes se reunían para ahuyentar a los malos espíritus que emergían con la llegada del invierno. Esta noche, cargada de energías, era vista como un instante en el que los vivos podían visitar el mundo de los muertos y los difuntos podían regresar a la tierra, llenándola de espíritus.
El precursor de Halloween: el Samhain
La festividad en la que nació Halloween es el Samhain, una antigua celebración celta que tenía lugar en Irlanda. Este festival, celebrado entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, era una especie de “Año Nuevo” celta. Más allá de su carácter agrícola, el Samhain tenía una dimensión espiritual muy fuerte, ya que representaba un momento de conexión entre la vida y la muerte. Los difuntos podían regresar al mundo de los vivos, mientras que los humanos podían comunicarse con el más allá.
El Festival Púca
Cada octubre, el espíritu del Púca, una criatura traviesa y cambiante de la mitología celta, vuelve a cobrar vida en el corazón de Irlanda durante el Festival Púca. Este ser, famoso por sus bromas y su capacidad de transformarse, es el protagonista en la antigua festividad del Samhain, el precursor de Halloween. Según la tradición, el Púca aparece por la noche para sembrar el caos, asustar a los humanos y alterar los cultivos, creando un vínculo especial con el comienzo del invierno y las fuerzas sobrenaturales asociadas a esta época.
El Festival Púca se lleva a cabo en algunos de los lugares más emblemáticos de Irlanda, celebrando la herencia celta de Halloween. La colina de Ward, donde se encendieron los primeros fuegos ceremoniales del Samhain, y las históricas ciudades de Trim y Drogheda, se llenan de vida con eventos que combinan mitología, folklore y cultura moderna.
¿Nabos en lugar de calabazas?
Uno de los aspectos más emblemáticos de Halloween, las Jack-o’-lanterns (calabazas), tiene un origen sorprendente. Aunque hoy en día se asocian con las calabazas, en sus inicios, los irlandeses tallaban nabos para ahuyentar a los espíritus malignos. Al emigrar a América, los irlandeses adoptaron las calabazas, más fáciles de encontrar y esculpir en el Nuevo Mundo.
La historia detrás de las Jack-o’-lanterns se remonta a la leyenda de Jack, un personaje condenado a vagar eternamente con una linterna para iluminar su camino, engañando a los viajeros para desviarlos hacia el peligro. Esta tradición, transformada con los años, sigue siendo un símbolo de Halloween en todo el mundo, recordando las raíces irlandesas de la festividad.