El 11 de abril de 1986, las calles de Miami, Estados Unidos, se convirtieron en el escenario de uno de los tiroteos más sangrientos en la historia del FBI. Lo que comenzó como una operación de rutina para capturar a dos peligrosos criminales, Michael Lee Platt y William Russell Matix, terminó con un saldo devastador: dos agentes muertos, cinco más gravemente heridos, y los dos sospechosos abatidos. Aquel enfrentamiento no solo sacudió a las fuerzas del orden en todo el país, sino que también marcó un punto de inflexión en el equipamiento y entrenamiento de los agentes del organismo.
Por Infobae
Aquel fatídico día, un equipo de 14 agentes federales fue desplegado en busca de un Chevrolet Monte Carlo negro robado, conducido por los sospechosos de una serie de violentos robos a bancos y asesinatos en el área de Miami-Dade.
A las 9:30 de la mañana, los agentes Benjamin Grogan y Jerry Dove divisaron el vehículo y comenzaron una persecución que llevaría a un mortal intercambio de disparos. Aunque los efectivos lograron rodear el auto de los criminales, lo que siguió fue una feroz lucha en la que las armas de los delincuentes fueron superiores en potencia y alcance.
El tiroteo, que duró solo unos minutos, se convirtió en una mancha oscura en la historia del FBI. Con más de 145 disparos intercambiados, la brutalidad de ese enfrentamiento continúa siendo estudiada en las academias de policía y fuerzas federales de todo el mundo ¿Cómo fue posible que dos exmilitares pusieran en jaque a un equipo de experimentados agentes? ¿Y qué consecuencias tuvo este episodio para las futuras operaciones del FBI?
Los criminales: Platt y Matix
Michael Lee Platt y William Russell Matix no eran criminales comunes. Ambos tenían un historial militar impecable, habiendo servido en la Policía Militar durante años. El primero de ellos había pasado por el exigente entrenamiento de los Rangers del Ejército de Estados Unidos, mientras que el otro había sido miembro de la Marina de los EEUU; se conocieron en Fort Campbell, Kentucky, donde forjaron una peligrosa amistad.
Tras abandonar sus respectivas carreras militares, ambos hombres regresaron a la vida civil. Sin embargo, la tragedia pronto los alcanzó. Matix perdió a su primera esposa, Patricia, en circunstancias violentas en 1983, cuando fue encontrada junto a su compañera de trabajo, Joyce McFadden, ambas asesinadas brutalmente en un hospital de Columbus, Ohio. Aunque él fue sospechoso del crimen, nunca se le imputaron cargos. Meses después, Platt también enfrentaría la misteriosa muerte de su esposa Regina, supuestamente por suicidio, aunque algunos detectives señalarían más tarde que había circunstancias dudosas alrededor de su fallecimiento.