Silvia Cachorro @vidacongotas es una abogada venezolana que en el año 2014 se aventuró por el mundo con su esposo y su hija de 3 años, en busca de nuevas y mejores oportunidades.
“Nuestro primer destino fue República Dominicana, donde nos recibieron con el calor latino que nos caracteriza a todos y donde aprendimos a comer ‘frito con salami’, que para nosotros es un tostón con mortadela“, le cuenta a @nandasalas en #SoyVenezolano
Dice que otra de sus comidas tradicionales favoritas en República Dominicana era el Pica-Pollo, “nuestro Pollo frito, nos encanta y lo disfrutamos mucho. En ese país fueron casi 10 años maravillosos de experiencias y aprendizajes”.
Con los ojos llenos de luz y con humor, recuerda cuál fue su mejor experiencia ahí “a esas tierras llegamos tres y salimos cuatro, porque tuvimos otra hermosa princesa“.
Pero la aventura familiar no quedó ahí, por tema de crecimiento personal y profesional, decidieron emprender un nuevo camino, esta vez al continente europeo: “este 23 de noviembre, cumpliremos un año de haber llegado a España, país que se ha convertido en nuestra nueva aventura y hemos tenido una recepción maravillosa“.
El aprendizaje
Silvia, también, dice que la experiencia de una década fuera de su país natal le ha dejado grandes aprendizajes; así como, “extrañarla todos los días de mi vida, porque todos sabemos que el mejor país del mundo es donde uno nació, pero también aprender a aceptar“.
“Independientemente de las cosas buenas o malas, estos 10 años me han enseñado a respetar para que nos respeten”.
Cuenta que muchas veces los inmigrantes pasan por momentos en los que, a pesar de que les va bien, sienten que no están dónde quieren estar o las cosas no suceden al ritmo que lo desean “aunque todo estaba funcionando, no era mi país y eso me hizo estancar un poco las cosas, porque no aceptar que irme de Venezuela, era aceptar la cultura de otros, me hacía frenar un poco todo lo que podía haber avanzado“.
“No me arrepiento de todas las lágrimas que boté por Venezuela. No me arrepiento de haber extrañado a mi familia, porque nada de eso se puede evitar, pero hoy por hoy le digo a los venezolanos que recién están saliendo del país, que acepten y se enamoren del país al que llegarán. Ese ha sido mi mayor aprendizaje“.
“Los años pasan muy rápido”
Silvia explica que al enamorarse y aceptar la cultura de los países que la recibieron descubrió una nueva manera de crecimiento “cuando comienzas a encontrar ese amor bonito por Venezuela y que nunca la vas a dejar de amar, pero aceptas que tienes una vida donde estás y tienes que comenzar a desarrollarla porque los años pasan muy rápido y uno se queda con lo vivido, comienzas a avanzar“.
Insiste en que es importante que “nosotros mismos tomamos la decisión de mudarnos y que abramos los brazos a los cambios porque desde la tranquilidad es que podemos avanzar. Yo salí con 35 años y ya tengo 45, estoy comenzando desde el principio porque de cero con 45 años ya no se empieza. La experiencia ayuda a dar pasos más firmes“.
Silvia, describió su nuevo inicio en España como algo completamente distinto a lo que vivió en República Dominicana, “ahora le veo el lado positivo a todo. Definitivamente, el éxito de migrar viene atado a aceptar lo que hay y lo que viene“.
Extrañar y enseñar
La otra cara de la migración es, sin duda, la separación de los seres queridos y del arraigo nacional “yo salí con una niña de tres años, hoy tiene 13 años de edad y conoce Venezuela por lo que yo le explico. Reconoce a su familia porque nos han podido visitar, pero la niña que nació en República Dominicana no tiene tantos conocimientos y recuerdos“.
Invita a los padres venezolanos que han decidido migrar con sus hijos pequeños y que han crecido lejos de su familia y país a que incentiven a los muchachos a sentir arraigo por las costumbres y raíces venezolanas “Si nosotros no nos encargamos de enseñarles de sus raíces, eso se pierde. Los muchachos van creciendo y se va perdiendo eso que nos une a Venezuela“.
Con esa visión positiva de la migración, Silvia y su familia están creciendo en sus nuevos proyectos en España. Sus hijas estudiando, su esposo con un empleo próspero y ella esperando la convalidación de su carrera, además de emprender como distribuidora de aceites esenciales de grado terapéutico.