Excarcelaciones, comodín de Nicolás Maduro para bajar la presión por muerte de Jesús Martínez Medina

Excarcelaciones, comodín de Nicolás Maduro para bajar la presión por muerte de Jesús Martínez Medina

Nicolás Maduro. Foto: Threads / @presidencialve

 

 

Con Nicolás Maduro Moros no solo regresaron las cárceles abarrotadas de presos políticos, como la época de los dictadores Juan Vicente Gómez Chacón y Marcos Evangelista Pérez Jiménez. Con la revolución madurista, también regresaron los presos con grilletes, a lo que se suma las modernas audiencias telemáticas. Más que presos son rehenes, aunque sean adolescentes, extranjeros o nacionales, mujeres, ancianos, hombres, todos son un elemento de canje, negociación o distracción para el régimen venezolano. No salen en libertad plena, sino con medidas de presentación y bajo amenaza de que no pueden hablar en medios o redes sociales.





Por Sebastiana Barráez | Infobae

Los privados de libertad cuando son trasladados desde sus celdas al Palacio de Justicia en Caracas, los llevan con gruesas y oxidadas cadenas, mientras que funcionarios, portando armas largas, los conducen por los pasillos, con una barra de hierro donde anclan las cadenas. A la degradante escena se suma que el detenido pasa todo el día en la sede judicial, sin que le suministren alimentos.

El régimen venezolano convirtió en regla lo que, antes del Covid 19, era una excepción; las audiencias o declaraciones telemáticas. Hay detenidos que están en el interior del país, pero su juicio lo lleva un juez en Caracas. Muchos de esos presos no saben el nombre ni cómo es el rostro del fiscal, del defensor público y el juez, ni siquiera si realmente son los funcionarios que dicen ser.

Las personas arrestadas durante las protestas posteriores a las disputadas elecciones presidenciales del 28 de julio caminan hacia sus familiares después de su liberación frente a la prisión de Yare en San Francisco de Yare, Venezuela, el 16 de noviembre de 2024. (Foto de Federico PARRA / AFP)

Los presos políticos en Venezuela están en total indefensión, violándoles el derecho a la defensa y al debido proceso, prohibiéndoles tener abogados de su confianza, imponiéndoles defensores públicos que obedecen órdenes de sus superiores, sin acceso a los expedientes.

Son por lo menos 10 años de una secuencia de presos políticos con denegación de justicia, muchos de ellos torturados, sin derecho a ser juzgados por sus jueces naturales, desde que pasaron de que los juzgara tribunales militares a los creados como Tribunales de Terrorismo.

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