En el vasto mundo del deporte, hay momentos que trascienden más allá de las victorias y derrotas, y que nos enseñan sobre la verdadera grandeza. Uno de esos momentos ocurrió cuando Roger Federer, uno de los más grandes tenistas de todos los tiempos, escribió recientemente una carta , profundamente emotiva y sincera a su eterno rival y amigo, Rafael Nadal, al enterarse de que este último se prepara para su retiro del tenis.
Federer comienza su carta con una honestidad que solo los verdaderamente humildes pueden mostrar: “Me has ganado mucho. Más de lo que yo logré vencerte”. En estas palabras, no hay rastro de resentimiento, sino una aceptación humilde de la realidad y un reconocimiento del talento extraordinario de Nadal. Este es un testimonio de lo que hace grande a Federer; su capacidad para admirar y aprender de sus competidores.
La carta avanza narrando la inmensa influencia que Rafa tuvo sobre Roger. Desde forzarle a reinventar su juego hasta los intensos rituales de preparación que Nadal sigue religiosamente. “Secretamente, me encantaba todo”, admite Federer, mostrando su respeto por la pasión y dedicación de Nadal. Estas líneas nos recuerdan que la verdadera competencia no solo se trata de superar al otro, sino de inspirarse mutuamente para alcanzar nuevas alturas.
Federer y Nadal no solo compartieron la cancha, sino también momentos memorables que quedaron grabados en la historia del tenis. Roger recuerda con cariño el récord de asistencia que rompieron juntos en Ciudad del Cabo, las interminables ceremonias de entrega de trofeos, y especialmente, el momento en que Federer se invitó a sí mismo a la inauguración de la Rafa Nadal Academy en 2016. Estos recuerdos no solo reflejan la camaradería entre ellos, sino también su compromiso conjunto con el desarrollo del deporte.
La anécdota de la Laver Cup de 2022, donde Federer jugó su último partido junto a Nadal como compañero de dobles, es uno de los momentos más conmovedores de la carta. “Compartir la pista contigo esa noche, y compartir esas lágrimas, será para siempre uno de los momentos más especiales de mi carrera”, escribe Federer. Este momento no solo marcó el fin de una era, sino que también simbolizó la fuerza de una amistad construida sobre el respeto mutuo y la admiración.
Luis Alfredo Álvarez, el renombrado comentarista deportivo, lo dijo mejor: “No hay nadie más grande, pero más grande que Roger Federer… yo le agregaría, o Rafa Nadal… ¡o ambos, dependiendo del día y el clima!” Esta frase captura la esencia de la grandeza que ambos tenistas han mostrado a lo largo de sus carreras. No es solo su habilidad en la cancha lo que los hace grandes, sino su humildad, humanidad y la capacidad de inspirar a millones de personas en todo el mundo. La humildad de Roger en escribir esta carta es precisamente lo que destaca por qué no hay nadie más grande que él.
La carta de Federer a Nadal es un recordatorio de que la verdadera grandeza no se mide solo por los trofeos y títulos, sino por la humildad y el respeto que mostramos a los demás. Es un testimonio de que, en la vida, como en el deporte, lo que realmente importa es el viaje compartido y las relaciones que construimos en el camino.
Rafa, mientras te preparas para el último tramo de tu épica carrera, ten la certeza de que tu legado no solo se encuentra en los récords que has establecido, sino en el corazón de todos aquellos a los que has inspirado, incluyendo a tu viejo amigo Roger Federer.
Además, quiero expresar mi profundo agradecimiento tanto a Roger como a Rafa por ser una fuente inagotable de inspiración para mi hija, Ana Gabriela. Su pasión por el tenis, sus triunfos y derrotas, y su carrera representando a Venezuela son un reflejo de los valores que ustedes dos encarnan. Sin duda, Ana Gabriela vivió la mejor época del tenis, aprendiendo y siguiendo el ejemplo de dos gigantes del deporte. Gracias, Roger. Gracias, Rafa.
Vamos por mas…
@jgerbasi
Aquí La carta de Roger Para Rafa., disfrutenla.
Vamos, Rafa!
Ahora que te preparas para dejar el tenis, tengo algunas cosas que contarte antes de ponerme sentimental.
Empecemos por lo obvio: me has ganado mucho. Más de lo que yo logré vencerte. Me desafiaste de una forma que nadie más podía. En tierra batida, me sentí como si entrara en tu patio trasero, y me hiciste trabajar más duro de lo que nunca pensé que podría sólo para mantenerme firme. Me hiciste reimaginar mi juego, hasta el punto de cambiar el tamaño de la cabeza de mi raqueta, con la esperanza de obtener alguna ventaja.
No soy una persona muy supersticiosa, pero tú lo llevaste al siguiente nivel. Todo tu proceso. Todos esos rituales. Montando tus botellas de agua como soldados de juguete en formación, arreglándote el pelo, ajustándote la ropa interior… Todo ello con la máxima intensidad. Secretamente, me encantaba todo. Porque era tan único, tan tú.
Y sabes qué, Rafa, me hiciste disfrutar aún más del partido.
Vale, quizá no al principio. Después del Open de Australia de 2004, conseguí por primera vez el número 1 del ranking. Pensé que estaba en la cima del mundo. Y lo estaba, hasta dos meses después, cuando entraste en la pista en Miami con tu camiseta roja sin mangas, enseñando esos bíceps, y me derrotaste de forma convincente. Todos los rumores que había oído sobre ti -sobre este increíble joven jugador de Mallorca, un talento generacional, que probablemente ganaría un grande algún día- no eran sólo exageraciones.
Los dos estábamos al principio de nuestro viaje, que acabamos haciendo juntos. Veinte años después, Rafa, tengo que decirlo: Has tenido una carrera increíble. Incluyendo 14 Abiertos de Francia, ¡histórico! Enorgulleciste a España… Enorgulleciste a todo el mundo del tenis.
No dejo de pensar en los recuerdos que hemos compartido. Promoviendo el deporte juntos. Jugando aquel partido sobre mitad hierba, mitad tierra batida. Rompiendo el récord de asistencia de todos los tiempos al jugar ante más de 50.000 aficionados en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Siempre haciéndonos reír. Agotarse mutuamente en la cancha y luego, a veces, tener que sostenerse casi literalmente durante las ceremonias de entrega de trofeos.
Todavía estoy agradecido de que me invitaras a Mallorca para ayudar a lanzar la Rafa Nadal Academy en 2016. En realidad, me invité a mí mismo. Sabía que eras demasiado educado para insistir en que estuviera allí, pero no quería perdérmelo. Siempre has sido un modelo a seguir para los niños de todo el mundo, y Mirka y yo estamos muy contentos de que todos nuestros hijos hayan entrenado en tus academias. Se lo han pasado en grande y han aprendido mucho, como miles de otros jóvenes jugadores. Aunque siempre me preocupó que mis hijos volvieran a casa jugando al tenis como zurdos.
Y luego estaba Londres, la Laver Cup de 2022. Mi partido final. Significó todo para mí que estuvieras allí a mi lado, no como mi rival, sino como mi compañero de dobles. Compartir la pista contigo esa noche, y compartir esas lágrimas, será para siempre uno de los momentos más especiales de mi carrera.
Rafa, sé que estás centrado en el último tramo de tu épica carrera. Hablaremos cuando haya terminado. Por ahora, sólo quiero felicitar a tu familia y a tu equipo, que han desempeñado un papel muy importante en tu éxito. Y quiero que sepas que tu viejo amigo siempre te anima, y te animará igual de fuerte en todo lo que hagas a continuación.
Un saludo siempre, tu admirador, Roger