Un jurado australiano declaró este miércoles culpable de homicidio involuntario a un policía por la muerte de una anciana de 95 años en mayo de 2023, días después de que el agente la redujera con un táser dentro de una residencia de ancianos por portar un cuchillo.
El jurado que deliberó sobre este caso en el Tribunal Supremo del estado australiano de Nueva Gales del Sur, con sede en Sídney, “declaró a Kristian White culpable del homicidio involuntario de Clare Nowland”, según informó a EFE una fuente de esta instancia judicial.
La fuente agregó que el Tribunal Superior de Nueva Gales del Sur, la máxima instancia judicial de esta jurisdicción, aún no ha fijado la fecha para la sentencia contra White, quien se encuentra en libertad condicional.
White, de 34 años de edad, afronta una pena máxima de 25 años de prisión por homicidio involuntario.
El incidente que conmocionó a Australia ocurrió el 17 de mayo de 2023 cuando White y una agente policial acudieron a la residencia de ancianos de la localidad de Cooma, a unos 430 kilómetros al suroeste de Sídney, en respuesta a una llamada de auxilio porque la anciana, quien sufría demencia senil, estaba ‘armada’ con un cuchillo.
Las pruebas de este incidente, que duró entre dos y tres minutos y fue grabado por cámaras de circuito cerrado de televisión y dispositivos portátiles de la policía, apuntan a que White levantó su táser advirtiéndole a la anciana que si seguía acercándose iba a recibir una descarga.
Después White le dijo a Nowland “para (…) no, a la mierda”, antes de dispararle con su pistola táser en el pecho y la espalda propiciando que la abuela, de unos 43 kilogramos de peso y 1,57 centímetros de altura, cayera y se golpeara la cabeza.
Tras el suceso, la anciana fue ingresada con una fractura en el cráneo en un hospital, en donde murió el 23 de mayo.
Este caso puso de nuevo de relieve el polémico uso de los táser por parte de la policía australiana, cuestionada por organizaciones garantes de derechos como Amnistía Internacional.
En 2012, el estudiante brasileño Roberto Curti perdió la vida en Sídney tras recibir 14 descargas eléctricas por parte de unos policías.
Dos años después, el tribunal que abordó el caso del estudiante brasileño halló culpables a cuatro oficiales por el uso excesivo de la fuerza que derivó en la muerte de Curti, quien sufría un episodio psicótico tras ingerir una sustancia psicotrópica. EFE